La modernización tecnológica, de un lado, y las dificultades estructurales para acceder a un puesto de trabajo así como para mantenerlo indefinidamente, de otro, están generando un aumento considerable y creciente del tiempo de inactividad en la población, situación que los indicadores sociales apuntan que tenderá a incrementarse en el futuro. Dicha inactividad desvalorizadora y por tanto en parte autodestructiva puede estar en la base, a través de una transformación psicosocial compensadora, en las crecientemente observables patologías sociales de agresividad colectiva tales como grupos ultras de hinchas, vandalismo urbano, xenofobia, etc. Corresponde en buena parte a la educación hacer frente a dicho desajuste con el fin de transformarlo en ocio creador y revalorizador, que permita el desarrollo de las múltiples inquietudes y aficiones que cada persona pueda albergar
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