No queremos quedarnos en casa ni que nos discriminen, deseamos formarnos y trabajar... Así hablaba Susan, alumna de la Bårslövs Skola de Oslo. Fue una de los 72 jóvenes con necesidades educativas especiales (NEE) que tomó la palabra en el Parlamento Europeo en Bruselas para mostrar sus vivencias, inquietudes e ilusiones a los diputados de los 27 países que integran la Unión Europea. La actividad fue organizada por la Agencia Europea para el Desarrollo de la Educación Especial [1], institución que aglutina las políticas europeas sobre NEE de los diferentes Ministerios de Educación.
- Estudio en un centro para ciegos y deficientes visuales. En nuestro país se han integrado a los niños con problemas visuales en los centros ordinarios, pero no a los ciegos porque los centros ordinarios no están preparados todavía para enseñarles (Letonia).
- Nos gustaría ser independientes, por supuesto y vivir solos o con amigos/as (Bélgica).
- Nuestra experiencia nos ha enseñado que nada se da sin esfuerzo y que tenemos que confiar en nuestras capacidades para hacer realidad nuestros sueños (Grecia).
- Desearía encontrar trabajo fuera de los centros de empleo especiales. Soy consciente de que, dependiendo de nuestra discapacidad, algunos trabajos no son fácilmente accesibles pero nuestra tenacidad puede vencer muchos obstáculos. (Francia)
Los jóvenes, a pesar de sus distintas situaciones y nacionalidades, coincidieron al expresar sus principales inquietudes: dificultades para seguir los ritmos estándares de aprendizaje de sus centros escolares y para participar en las actividades sociales y
culturales de su comunidad, necesidad de más formación e información sobre las ayudas técnicas y de computación, les planteaba dudas decidir si era más adecuado estudiar en un centro específico de educación especial o en uno ordinario, encontraban falta de accesibilidad en el transporte y en los edificios y, sobre todo, hablaron de las graves dificultades que se encuentran en su tránsito al mundo laboral.
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