Instalados en la era del ciberespacio y fascinados por el futuro ya presente, los educadores tenemos la inercia de considerar obsoletos ciertos medios y recursos pedagógicos. Por el contrario, solemos revestir con una pátina de ultramodernidad aquellos medios y recursos englobados bajo el concepto genérico de
”nuevas tecnologías de la información y de la comunicación”.
Sin embargo, ¿quién puede negar que un libro en manos de Freire no fuese un medio innovador?, ¿quién puede asegurar que un ordenador por cada dos alumnos garantiza una pedagogía activa y motivadora?...
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