Las siguientes líneas quisieran ser unas reflexiones sobre algunos de los retos que nos plantea hoy nuestra labor educativa matemática. Tras una etapa de diseño curricular y de propuestas renovadoras se impone un análisis sereno de nuestra labor, entre la utopía de lo que sería deseable y el realismo de lo que será posible. El autor pretende compartir con quienes lean estas líneas un pequeño decálogo de principios que, desde su punto de vista, constituye una posible brújula para hallar una dirección positiva al oficio de enseñar matemáticas, hoy.
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