La década de los ochenta fue testigo del nacimiento de televisoras regionales a lo largo y ancho del territorio nacional. Estos proyectos impulsados por los gobiernos estatales dentro del marco de descentralización de la vida nacional establecida por el entonces presidente Miguel de la Madrid, fueron acontecimientos que generaron múltiples expectativas desde el campo académico y profesional de la comunicación; así como de diversos sectores sociales y públicos locales, para quienes los nuevos medios se presentaban como espacios de participación.
Considerando que la programación televisiva en el centro del país y con cobertura nacional, difunden patrones y estilos de vida ajenos a las diferentes regiones de la república, el establecimiento de televisoras regionales propiciarían la reafirmación de valores, costumbres propias y, en general, buscaría satisfacer las necesidades de comunicación y educación de la población, complementando así el desarrollo regional.
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