Las distintas ciencias abarcan unos ámbitos de reflexión o de acción y los ordenan según unos conceptos y unas estructuras que ponen de manifiesto la lógica de sus relaciones internas. Una ciencia particular es un conjunto de hechos, de conceptos, de relaciones, de estructuras y de métodos pertenecientes a una misma categoría de fenómenos, unidos por unos principios organizadores que los convierten, al menos parcial o aproximadamente, en deducibles los unos de los otros. Por ejemplo, la Química es una disciplina que trata de los fenómenos observables en los que la naturaleza de las sustancias se modifica. A medida que el conocimiento se ha ido desarrollando, se ha podido comprobar que era difícil limitar una disciplina a su categoría de origen y que la parcelación tenía un carácter arbitrario. Por ejemplo, los fenómenos en los que cambia la naturaleza de las sustancias (Química) están íntimamente relacionados con aquellos en los que ésta no cambia (Física), lo que ha llevado a hablar de la Físicoquímica; pero pronto se ha constatado que ésta invadía a la Biología y tenía puntos comunes incluso con la Teoría de la Información. La necesidad de una perspectiva multidisciplinaria, en la que se usan dos o más disciplinas para estudiar un mismo fenómeno resulta evidente en el campo científico. Otra cosa es a la hora de organizar las materias para su enseñanza, donde la necesidad de una organización u otra no va a venir de requerimientos de progreso científico sino de los fines que perseguimos con el proceso educativo.
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