La actual redefinición de los asuntos públicos, de las funciones de la política, de las intervenciones sociales desde las necesidades de la economía, del mercado, está dando como resultado que las personas en sus análisis e intervenciones sobre la realidad tomen en consideración, de manera prioritaria, los aspectos utilitaristas de todo aquello que hacen y eligen; el utilitarismo y la procura de beneficios económicos son, para una gran parte de las personas del mundo occidental el principal rasero para medir, para juzgar la conveniencia de sus acciones.
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