Los países latinoamericanos tienen enormes necesidades educativas que los satélites pueden contribuir a colmar. Tres programas concretos realizados en México para especialistas constituyen experiencias importantes.
Cuando en 1982 el Estado mexicano, a través de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, anunció la adquisición de un sistema satelital propio, que en principio OZ había sido promovido por el consorcio privado de televisión TELEVISA, lo hizo argumentando razones que respaldaban tal determinación. Entre ellas destacan lograr cobertura nacional en materia de telecomunicaciones; reafirmar el dominio de la nación sobre los medios en los que se propagan las comunicaciones eléctricas y electrónicas; rectoría del Estado sobre el uso de los satélites; ampliación de los servicios de telefonía, radio, televisión, télex, facsímil y en general de señales y datos en todo el país; y utilización del nuevo sistema satelital para atender las prioridades nacionales: educación, salud, agricultura, desarrollo económico y social, etc.
A tres años de su puesta en órbita (1), es posible verificar el optimismo de estas argumentaciones, ya que hasta el momento el sector privado, tanto en comunicaciones como en servicios, ha hecho un uso preferencial de los Morelos I y II. Las prioridades nacionales aparecen así relegadas por los intereses económicos de los particulares y en buena medida aún se están esperando propuestas y programas vía satélite que atiendan a tales prioridades nacionales.
El propósito de estas reflexiones en referirnos a tres programas educativos que hasta el momento se están llevando a cabo y en los cuales es posible encontrar una cierta estructuración y objetivos que coinciden con las metas originales del sistema satelital mexicano. Se trata del Programa Experimental de Educación Médica Continua Vía Satélite de México, mejor conocido como TV‑Salud; el Programa de Capacitación Tecnológica Vía Satélite de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y el Circuito de Televisión Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Cada uno de estos programas surge ante circunstancias distintas y atiende a expectativas diferentes. Sin embargo, como veremos, poseen coincidencias y permiten efectuar reflexiones comunes.
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