El incremento de la complejidad social podría significar el sueño de la critica
de abrir infinitamente los posibilidades de acción dentro de la sociedad.
Sin embargo Richeri nos alerta respecto o la fragmentación del sentido común y de la imagen común de la sociedad.
Pese a la clara referencia europea, podemos encontrar algunas coincidencias con nuestra realidad pluricultural y multilingüe.
Los medios de comunicación siempre cumplieron el rol de reductores de complejidad,
pero la diversificación de los fuentes, las nuevas tecnologías y la ampliación de las posibilidades de la televisión
parecen dirigir al receptor en sociedades postindustriales hacia una marcada especialización.
Aquí el autor sin dejar de ser crítico nos muestra cómo se replantea el poder ante esta nueva encrucijada.
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