Con el tiempo, la arqueología ha ido matizando su carácter literario y aventurero, pero no la necesidad de profundizar en el conocimiento de culturas lejanas en el tiempo, pero cercanas a nosotros gracias a su trabajo. Culturas esplendorosas y complejas, que el hombre actual no alcanza a hacer suyas porque sacan a la luz la ignorancia y la prepotencia infundada de nuestra sociedad. Más viva y global que nunca, aunque su objeto sea la vida del hombre en el pasado, jamás la arqueología ha estado tan arropada. Gracias a su contacto con especialistas de todas las ramas de la ciencia, cada vez afina más.
En Internet están las huellas de un trabajo que, para estos profesionales, sigue siendo apasionante y que les permite ser escépticos con las glorias del presente. Además de los instrumentos tradicionales, hoy la profesión de arqueólogo se ha convertido en una ciencia cada vez más exacta gracias al apoyo de herramientas muy sofisticadas como los satélites, la informática o Internet. Pero además, en las excavaciones actuales no están solos. Geólogos, botánicos, físicos o paleontólogos trabajan con ellos codo a codo para hacer que sus investigaciones sean más completas y ajustadas en la interpretación de elementos que, la mayoría de las veces, son fragmentos aislados o incompletos de civilizaciones pasadas.
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