Las campañas promocionales tienen sus pros y sus contras. Todas ellas dependen de muchos elementos, que se deben programar y controlar desde su diseño, sobre todo aquellos en los que se fundamenta su éxito, como por ejemplo la relación con los medios, la fluidez de la información o el contar con un discurso coherente. En este supuesto, si falla el gabinete de comunicación, una campaña por mucho dinero invertido y contando con el mejor producto o medios, también fracasa. Este trabajo estudia con un ejemplo real y a través de las noticias publicadas en la prensa cómo una campaña promocional de turismo obtiene un suspenso por la opinión pública.
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