Por Jeffrey A. Trachtenberg The Wall Street Journal
Como muchas editoriales, Hyperion, de Walt Disney Co., tiene la política de no leer manuscritos o propuestas que no haya solicitado. Pero en diciembre pasado, su editor en jefe Will Schwalbe abrió un correo electrónico titulado "La esposa del bombero", creyendo que era un libro que había editado. En lugar de eso, era una breve oferta que decía, en parte: "Me las estoy arreglando. A veces me siento sola, sorprendida y mal remunerada. Pero en una relación que define mi identidad, soy la esposa del bombero".
Schwalbe quedó cautivado. Tomó el teléfono y llamó a la remitente, Susan Farren, un ama de casa californiana, madre de cinco hijos y casada con un bombero. Poco después, selló un acuerdo por el libro La esposa del bombero, que podría publicarse en Estados Unidos en el segundo trimestre del próximo año.
Pero es mejor que no se entusiasmen los que aspiran a convertirse en escritores. "Lo que pasó es verdaderamente fantástico", dice Schwalbe. Aun así, Internet representa un nuevo vehículo para las propuestas, cartas y manuscritos que inundan las empresas editoriales, y que, en su mayoría, no son tomados en cuenta.
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