La Historia como desequilibrio, como desajuste hombre-entorno, sociedad-medio, sistema-ecosistema, constituye el punto de partida de esta obra. De un pueblo primitivo actual, bien instalado en su medio, nos separa la Historia, es decir, la sucesión de crisis y su superación. La crisis entonces, como necesidad para desarrollar las potencialidades del sistema, pero en cada situación crítica está presente el riesgo de éste en la alternativa a la que lleva toda crisis: superación o muerte, organización-desorganización.
Desde esta interpretación de la crisis se trata en un capítulo el tema de la reforma, revolución y quiebra en los sistemas políticos y se ensaya un mo-
delo nominal para su estudio.
Este libro es la apretada exposición de un plan de trabajo. Y la Historia participa aquí como el excepcional laboratorio que necesita la Ciencia del Hombre, ciencia transdiciplinaria que acabe con el babelismo de las ciencias sociales y humanas, ciencia en construcción.
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