A pesar de su herencia humanista y de sus innegables logros en lo que al conocimiento científico y tecnológico se refiere, el siglo XX nos ha dejado un lastre de desencanto, incredulidad, pobreza extrema y barbarie: la cara trágica de la aldea global. Entre los factores que han dado lugar a este panorama se cuentan los procesos educativos, los cuales habría que examinar críticamente para comprender de qué manera lo han propiciado y, sobre todo, determinar cómo tendrían que ser para modificarlo: ¿qué puede hacer la educación para contribuir a recuperar la confianza en la razón y en el sujeto?, ¿cómo puede oponer a la barbarie un impulso reinvindicador de la dignidad humana y colaborar en la construcción de un futuro relativamente justo? En las propuestas que aquí nos ofrece, María Teresa Yurén apuesta por la posibilidad de un quehacer educativo que tenga por horizonte al eticidad, entendida como esfuerzo de dignificación de la vida.
En este volumen, que tiene como referente la educación y la formación permanentes y en particular la puesta a distancia en el campo educativo, se enseña cómo hacer que esta última propicie una formación humana integral y la concreción de la eticidad. Distinguir entre el proceso de formación que se realiza en el interior de un sujeto y la actividad de formar que se lleva a cabo desde su exterior constituye el punto de partida para poner en tela de juicio las prácticas prevalecientes en la llamada “formación a distancia” y para examinar las relaciones entre la innovación tecnológica y la innovación didáctica. |