En una de sus múltiples visitas a Oriente Medio para cubrir una crisis, Olga Rodríguez se ofreció a proteger la identidad de una de sus fuentes, colaborador de la resistencia iraquí, cambiándole la identidad. Él se negó, aduciendo como motivo un refrán árabe: «El hombre mojado no teme la lluvia». En efecto, tantas desgracias han caído sobre esa zona que las imágenes que llenan a diario nuestros televisores muestran una tierra cruel y sangrienta, repleta de hombres y mujeres dispuestos a morir y matar, movidos por oscuras razones que nos resultan en el fondo incomprensibles. Sin embargo, a lo largo de sus numerosos viajes por la zona, Olga ha llegado a conocer a muchos habitantes de esas tierras, y ha podido asomarse a la realidad que no muestran los flashes informativos de treinta segundos, mostrándonos la sangre y la vida que fluyen por las calles de Oriente Medio y que rara vez consiguen asomar detrás de los grandes titulares y estadísticas.Con una sencillez limpia de prejuicios y una humanidad poco habitual, la autora nos acerca a esta conflictiva región a través de sus habitantes, hombres y mujeres aparentemente comunes cuyas vidas conforman sin quererlo la Historia con mayúsculas.
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