Si pudiera decirlo, lo diría así: me llamo Luigi Alfredo Ricciardi y veo a los muertos.
Así se presentó a sus lectores el comisario Ricciardi en la primera entrega de la serie, y aquí lo tenemos de nuevo, ensimismado y algo melancólico, en abril de 1931, cuando el fascismo vive sus mejores momentos y en la ciudad de Nápoles el viento remueve...
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