EL FOMENTO DE LA EDUCACIÓN INCLUSIVA, COOPERATIVA
Y PARTICIPATIVA A TRAVÉS DEL MODELO DE
EDUCACIÓN PARA LA PAZ RECONSTRUCTIVO-EMPODERADOR (MODELO REM)
Sofía
Herrero Rico (sherrero@uji.es)
Resumen: A través del modelo de Educación para la Paz «Reconstructivo-Empoderador»
(modelo REM) se propone un nuevo enfoque educativo bajo el paradigma
dialógico-participativo. Esta educación
considera el aula como una comunidad de comunicación, donde todos los
participantes se consideran interlocutores válidos y tanto profesores como
estudiantes aprenden del proceso de enseñanza-aprendizaje. Tiene como fin
fomentar una educación critica y transformadora en un ambiente democrático y
emancipador, donde se pretende la educación integral de “todos/as”, convertir a
los participantes en agentes de su propio cambio y desarrollo. Fomenta por
tanto el reconocimiento, la inclusión, la participación y la cooperación. Esta
propuesta educativa se aplica en el Máster Universitario Internacional en
Estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo de la Universitat Jaume I de
Castellón.
Palabras clave: reconocimiento, inclusión, participación
y cooperación.
1.
FUNDAMENTACIÓN
Este
artículo tiene como fin la reflexión de la necesidad de cambio de la educación
tradicional que fomenta mayoritariamente competición, pasividad y exclusión
(elementos de una cultura de la violencia) a una educación alternativa que
tenga como pilares básicos la cooperación, la participación democrática y la
inclusión, conceptos claves para la creación de culturas de paz y para
encarar los nuevos desafíos del siglo XXI. Este análisis lo haré en el
marco del modelo de Educación para la Paz (en
adelante EpP) «Reconstructivo-Empoderador» (en adelante REM) propuesto en
las investigaciones que vengo realizando en el Instituto Interuniversitario de
Desarrollo Social y Paz (IUDESP) y en la Cátedra UNESCO de Filosofía para la
Paz. Le llamo Reconstructivo porque reconstruye nuestras capacidades humanas para hacer
las paces a través de la participación activa y la interpelación mutua; y
Empoderador porque potencia nuestras competencias humanas convirtiéndonos en
agentes de nuestro propio aprendizaje y cambio social.
Como ejemplo
de una experiencia educativa basada en este enfoque tomo como referencia el
Máster Universitario Internacional en Estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo
de la Universitat Jaume I de Castellón, dada mi experiencia previa como
estudiante y los más de diez años que vengo trabajando en el mismo como
coordinadora general y miembro de la Comisión Académica del mismo.
2. CONTEXTO
La
mencionada propuesta educativa ha de
aplicarse en un contexto libre, democrático, participativo, abierto, flexible e
inclusivo, considerando la diversidad como un enriquecimiento.
Esta educación abarca contextos de aprendizaje formales, no formales e
informales; y tiene un caràcter internacional, intercultural, interreligioso e
interdisciplinar fomentando el intercambio académico y cultural entre el Sur y
el Norte.
Asimismo
esta propuesta educativa desde el modelo REM se desarrolla en un contexto de
aulas 2.0. Martin Gordillo (1010, pp. 46-47) utilizando una metáfora tecno
científica, nos incita a reflexionar sin son viables nuestras aulas 1.0 en
sociedades 2.0. La mencionada distinción numérica hace referencia a la cultura
digital. La web 1.0 fue la de los primeros años de internet y la 2.0 la de la
actualidad. Analógicamente esta
reflexión nos servirá para darnos cuenta de que tampoco puede ser efectiva,
entonces, la educación tradicional narrativo contemplativa (como la web 1.0)
para las nuevas generaciones ya nacidas en sociedades organizadas por formas de
relación 2.0. Veamos con más detalle las diferencias: en sus inicios navegar
era visitar páginas web que exponían contenidos diversos a los visitantes y
éstos adoptaban el papel de espectadores pasivos. En breve se hizo evidente que internet tenía
que ir más allá de la multitud de escaparates virtuales que caracterizaban a la
web 1.0. El espectador dejó de ser un espectador contemplativo para convertirse
en participante activo. Foros, wikis, chats, blogs, redes sociales, entre
otras, han configurado las nuevas formas
de interacción social basadas en la participación y en el diálogo horizontal
que llamamos la web 2.0. Por tanto, el reto de educar para la ciudadanía
democrática, crítica y participativa radica también en el cambio de la
educación basada en la lógica 1.0 a la 2.0.
3. OBJETIVO
Reconstruir una propuesta
educativa con base a los valores de responsabilidad y compromiso,
deconstrucción y crítica, ilusión y esperanza. En esta propuesta hacemos
mención a distintos autores como: Martínez Guzmán (2001; 2005), Jares (1991;
1999; 2004; 2005; 2006), Fernández Herrería (1994; 1996), Freire (1970) y Martín
Gordillo (2010), entre otros, los cuales
proponen un cambio en los procesos y prácticas educativas para crear una
verdadera EpP que no genere violencia, exclusión, pasividad y/o competición.
Educación que se basaría según las distintas perspectivas en reconocernos como
interlocutores válidos, en la participación activa e interpelación mutua, en desaprender
la cultura de la violencia, en educar para la convivencia, en educar en la paz
positiva a través de la eliminación de los distintos tipos de violencia, en educar
en la esperanza de la capacidad del ser humano para liberarse de la opresión y
convertirse en agente activo del cambio social igualitario y emancipador y
fomentar una ciudadanía crítica y democrática. Esta propuesta persigue unos
principios, objetivos y procedimientos donde las culturas de paz son horizonte
a conseguir y se asienta en el reconocimiento, la educación inclusiva,
cooperativa y participativa. Además se propondrá a través del empoderamiento la
capacitación de nuestras competencias y poderes para hacer las paces como
característica humana.
4. METODOLOGIA
La metodología que podemos
usar sería la Deconstrucción-Reconstrucción.
En este sentido, no podemos tan sólo criticar, decir que la educación que hemos
desarrollado es mayoritariamente excluyente, no fomenta la cooperación ni nos
enseña cómo transformar los conflictos cotidianos por medios pacíficos
participando activamente en la vida socio-política y cultural. Tampoco podemos quedarnos
sólo en la denuncia de que en la escuela, como subsistema social, también se ha
institucionalizado la violencia y que la convivencia no es pacífica. Debemos ir
más allá de la simple protesta, dar un paso más, presentar nuevas alternativas
de investigación-acción. Esto supone deconstruir la educación tradicional que
interpreto desde el paradigma
narrativo-contemplativo y reconstruir una educación alternativa basada en
el modelo REM e interpretada desde el paradigma
dialógico-participativo (Martín Gordillo, 2010, p. 47). En definitiva, la
metodología se basa en 2 procesos:
1. La
deconstrucción de lo que hemos mal aprendido o mal instaurado. En definitiva,
la deconstrucción en gran medida de todos los tipos de violencia, directa,
estructural y cultural (Galtung, 1993) que se reproducen en educación.
2. La
reconstrucción de nuevos paradigmas y modelos de pensamiento que nos permitan
la construcción de culturas para hacer las paces a través de una educación
crítica, inclusiva, cooperativa, participativa y democrática.
5.
DESARROLLO DE LA PROPUESTA EDUCATIVA
Para
la consecución del objetivo y siguiendo la metodología de Deconstrucción-Reconstrucción
he realizado en primera instancia una revisión de los elementos fundamentales
de la Educación, éstos son: la estructura/contexto (dónde se enseña), forma
(cómo se enseña) y contenido (qué se enseña). Esta revisión he pretendido
hacerla desde una perspectiva práctica basada en la observación, en mi propia
experiencia y en un proceso de análisis, comparación y deducción.
Al
analizar estos tres pilares interpreto que el sistema educativo actual basado
en el paradigma narrativo-contemplativo (Martín
Gordillo, 2010, p. 48) y está inmerso de violencia estructural. Tanto su forma
como gran parte de sus contenidos son antagonistas a los presupuestos de la
EpP, como son el reconocimiento, la cooperación, la participación y la
ciudadanía crítica. Realizaremos, pues una propuesta de renovación a través del
modelo REM y desde el paradigma dialógico-participativo tomando como proyecto
educativo a evaluar el Máster Universitario Internacional en Estudios de Paz,
Conflictos y Desarrollo.
Cabría
mencionar la necesidad
de deconstruir también el proceso político-social de la globalización
neoliberal dominante debido a que este proceso está afectando directamente a la
educación. En este sentido, se pretende aplicar al sistema educativo las mismas
leyes del mercado: privatización, competitividad, fomento del individualismo,
exclusión, servir a intereses ideológicos, consumismo, conversión de procesos
educativos en productos, gestión económica, neutralidad, objetividad, etc.
Desde esta óptica se considera la educación no como un derecho sino como una
mercancía, a los centros educativos como empresas y a los/as estudiantes como
clientes (Jares, 2005). En este sentido, Matiza Grasa (1996) que sólo será posible la EpP tras la transformación
radical y liberadora de las actuales estructuras sociales, injustas, violentas
y no paritarias. El aprender y enseñar a pensar y actuar de otra manera,
resulta imposible en una sociedad injusta. Se califica a la escuela como un instrumento al servicio de
una sociedad capitalista violenta debido a los mecanismos de reproducción. Por
tanto, se coloca el cambio social como condición sine qua non para poder realizar, una vez establecidas las
estructuras noviolentas, una auténtica EpP (Jares, 1999, p. 177).
La escuela
es un instrumento de la lucha de clases que tiende a perpetuar esta división y,
por lo mismo, es un instrumento de reproducción social. Los problemas escolares
son, por consiguiente, problemas políticos que sólo pueden ser completamente
entendidos y solucionados si se plantean como tales (Palacios, 1979, p. 478).
Además
hay otras violencias estructurales que son propias del sistema, en especial,
las derivadas del proceso de construcción y socialización del conocimiento. No
obstante, no estamos predeterminados a reproducir o a aceptar pasivamente tal
estado de cosas. En el sistema educativo se pueden producir y de hecho se
producen, resistencia, cambios y transformaciones (Jares, 2004, p. 28). Este es
el sentido de la EpP que propondremos: tomar conciencia y analizar críticamente
las diferentes formas de violencia que se dan en el sistema educativo para
deconstruirlas, es decir, eliminarlas en mayor o menor medida, y reconstruir
alternativas pacíficas. Desde este planteamiento crítico pretendo reconstruir
lo que sería una verdadera EpP. Tarea dura, necesaria y deseable en los tiempos
actuales.
6.
LA DECONSTRUCCIÓN DE LA EDUCACIÓN TRADICIONAL INTERPRETADA DESDE EL PARADIGMA
NARRATIVO-CONTEMPLATIVO
En
el plano escolar, el primer tipo de violencia según la clasificación de Galtung
(1985), la violencia física o directa, ha sido históricamente la gran respuesta
educativa de la escuela tradicional. El lema tan comúnmente conocido en España
«la letra con sangre entra» encierra en sí mismo todo un tratado de pedagogía
violenta que ha sido desterrado en la educación de hoy en día. Sin embargo, la
violencia verbal y psicológica dista mucho de ser superada, incluso se
acrecienta cada vez más en la actual vida en las aulas. También sigue
aumentando en las relaciones entre el estudiantado, en los espacios en los que
el poder del profesorado es menos visible o casi inexistente, por ejemplo, en
los servicios, pasillos y patios, las relaciones de fuerza asentadas en la
violencia física siguen produciéndose (Jares, 2004, p. 28). Con ello vemos, que
la educación actual ha eliminado en gran medida la violencia directa por parte
del profesorado, pero está inmerso todavía de violencia directa entre el
estudiantado, de violencia estructural y de violencia cultural que es preciso,
pues, eliminar si queremos educar para la paz.
Veamos
como la violencia estructural subsiste en diversas formas (Jares, 1991, p. 168):
1. La jerarquización del trabajo siempre
vertical que obliga a la comunicación en un solo sentido “unilateral” del
experto (profesor) al aprendiz (alumno).
2.
Por otro lado, está la función de clasificación del sistema educativo
“clasificar a la gente en categorías sociales y clases sociales a través de un
examen”, esta clasificación fomenta, pues, la exclusión.
3.
Asimismo, la función social del sistema educativo actual es contraria a los
valores que persigue la EpP en cuanto que fomenta: la competitividad, el
individualismo, la xenofobia, el conformismo y la pasividad.
Otro aspecto
que tenemos que deconstruir es la idea de que la educación de hoy en día la
entendemos como una necesidad para tener un nivel de vida económico superior al
que no ha estudiado tanto y no alcanzado el mismo grado en la jerarquía de
titulaciones del sistema educativo. Se estudia generalmente para tener un
título que permita tener un buen trabajo, un buen puesto, y de este forma ganar
más dinero. Nuestro concepto de estudio se apoya exclusivamente en el «tener» y
hace poca referencia al «ser» (Fernández Herrería, 1994, p. 90). En este
sentido, Freire (1970, pp. 71-73) denomina a este tipo de educación «educación
bancaria» que se centra en el «tener» y en la superioridad del educador. Esta
educación mantiene unas
relaciones desiguales y de dominación entre el educador y los educandos. Bajo
este modelo que interpreto desde el paradigma narrativo-contemplativo (como ya
mencioné previamente) el educador es el único que sabe y, por tanto, es el
encargado de transmitir sus conocimientos a los educandos, para que estos los
asimilen pasivamente. Cuantos más conocimientos transmitan aquellos que se
dediquen a enseñar mejor educadores serán y cuanto más rápido absorba el
estudiantado sus lecciones mejor educandos serán. En este sistema pedagógico
los estudiantes se convierten una vez más en seres pasivos que lo único que
pueden esperar de la educación es recibir los conocimientos de su profesor y
los títulos que le correspondan. Con este tipo de educación tradicional narrativa-contemplativa
el educador siempre va a ser el transmisor de información, el experto, el que
sabe y evalúa, mientras que los educandos serán siempre los que no saben, los
aprendices, los receptores de información pasivos (Martín Gordillo, 2010, pp.
48-49).
Asimismo,
estas ideas están en íntima relación con la deconstrucción del concepto de
desarrollo que hemos construido desde la concepción capitalista y que está
generando la acumulación de riquezas en un lado del mundo, a costa de la
explotación del otro lado. Es cierto que el mercado genera riquezas, pero la
creación de riquezas no beneficia a todos y ésta es otra de las graves
desigualdades económicas y sociales que genera la sociedad (Fernández Herrería
y Sánchez Sánchez, 1996), y que adopta también la educación. Analógicamente en el proceso educativo unos
se conviertes en «los ricos» (los que triunfan consiguiendo las metas fijadas y
aprobando los exámenes estandarizados) y otros en «los excluidos» (que por
diversos motivos no llegan al cumplimiento de las metas ni a la superación de
los exámenes), ya que no se preocupa por las necesidades específicas y diferencias
de cada uno. Se preocupa más en la enseñanza que en el aprendizaje (Martín
Gordillo, 2010, p. 49).
El hecho de
que el aprendizaje contemporáneo inadecuado contribuya al deterioro de la
condición humana y a hacer más insalvable el desfase humano es algo que no se
puede pasar por alto (Fernández Herrería y Sánchez Sánchez, 1996, p. 93) y que
es preciso, pues, deconstruir. Lo que en última instancia determina el éxito o
fracaso del desarrollo económico, social, o educativo es el despliegue y la
expansión del potencial humano. Por ello, de acuerdo a Martín Gordillo (2010, p. 49) la
educación tiene que presentar un nuevo paradigma de aprendizaje
dialógico-participativo «su finalidad no es solo la enseñanza y acreditación de
algunos sino, principalmente, la educación integral de todos».
En este
sentido, Rogers (1986, p. 22) presenta, completando las propuestas de
deconstrucción, algunos supuestos que están implícitos en nuestros centros
educativos y que es preciso reconstruir si queremos elaborar una diferente
concepción de la pedagogía contemporánea que conforme culturas para hacer las
paces:
-
No cabe confiar a
priori en que los alumnos aprendan con la metodología del maestro.
-
La capacidad para aprobar un examen constituye el mejor
criterio para seleccionar y para juzgar un potencial.
-
Lo que un profesor enseña es lo que un alumno aprende.
-
El conocimiento es la acumulación de hechos e
información.
-
Los alumnos deben considerarse como objetos
manipulativos, no como personas pensantes y creativas.
Por otro lado,
el tema de los exámenes está permanentemente presente en la cultura escolar
actual y también cabría replantear este sistema de evaluación. Es cierto que en
los centros escolares existe una gran preocupación por calificar y clasificar a
los alumnos. Esta tarea recorre y se extiende por toda la historia y niveles de
la educación, desde la enseñanza obligatoria hasta la universidad. ¿Qué
esperanza existe para una sociedad en donde la mitad de la población está
clasificada como «no apta» por el sistema escolar? (Rogers, 1986). La dinámica
competitiva de la educación generadora de exclusión es un claro ejemplo de
violencia estructural en nuestros centros educativos, creando y manteniendo
conceptos de «éxito y fracaso» hasta el punto que un gran número de alumnos
muestran muy tempranamente su desagrado hacia la escolarización. Otro factor
que se hace muy evidente desde el comienzo de la vida escolar es que sólo se
otorga importancia a una parte de la personalidad del alumno: el cerebro. Es
posible que se defienda que el alumno es una unidad, sin embargo, en la
práctica educativa real la dimensión volitiva, social y ética del alumno no
cuenta.
Con todo lo
expuesto anteriormente, constatamos que el sistema educativo muestra
importantes elementos de lo que es la violencia estructural. Le llamamos
violencia estructural porque está institucionalizada, pertenece a las prácticas
sociales más permanentes del sistema educativo. Esta violencia se puede
analizar desde el currículo, que es como se concreta la escolarización y, por
lo tanto, lo educativo. Esta violencia se oculta especialmente en el currículo
no explícito u oculto, por eso a menudo pasa desapercibida generando a su vez violencia
cultural (Fernández Herrería y Sánchez Sánchez, 1996 p. 85). El currículum
oculto podríamos definirlo como el conjunto de aspectos que se dan como
consecuencia de la práctica cotidiana, a qué cosas se le da importancia, que
tipo de relaciones de aprendizaje se refuerzan, que se persigue en la
investigación, cómo se plantean y realizan las cosas y que connotaciones
personales y sociales se realizan (Fernández Herrería, 1994, p. 303). ¿Qué pasa
en la escuela con la transmisión de valores tales como la cooperación, el
verdadero aprendizaje, la autonomía, el espíritu crítico, la ética, la imaginación,
la creatividad, el compromiso con el entorno, y otros? ¿Habrá que plantearse el
dilema de escolarización vs educación? (Fernández Herrería y Sánchez Sánchez,
1996, p. 85).
Como
conclusión, podemos plantear que la deconstrucción de la educación tradicional
para paliar los índices de violencias que conlleva implícita lo podríamos
agrupar y resumir de la siguiente manera:
6.1. Deconstrucción de la
Violencia Directa
Para la
deconstrucción-reconstrucción de la violencia directa dada en el sistema escolar
hay que ahondar no sólo en la eliminación de la fuerza, la violencia y los
castigos como instrumentos para la transformación de los conflictos, sino
también hay que trabajar en la deconstrucción de la violencia psicológica, como
maltratos psicológicos, insultos, etiquetas, desprecios y abusos de poder. Esta
deconstrucción debe enfocarse a dos niveles, entre iguales (relaciones entre
estudiantado o entre profesorado) y entre distintas jerarquías (por ejemplo, la
relación profesor-estudiante).
6.2. Deconstrucción de la
Violencia Estructural
Para
deconstruir la violencia estructural del sistema educativo señala Salio (Jares,
2004, p. 28) que ésta debería abarcar tanto la deconstrucción de la función
social, las relaciones interpersonales y el proceso de construcción y
socialización. Veamos, a continuación, ejemplos de cada uno de ellos:
2.1. La
función social: (a) expropiación de la función auto-educadora de la familia y
de cada uno, (b) división social del trabajo (manual e intelectual), (c)
reproducción de la jerarquía social, (d) aparcamiento funcional de las
relaciones de dependencia económica, (e) exclusión (clasifica a la gente entre
triunfadores y perdedores).
2.2. Las
relaciones interpersonales: (a) agresividad latente/poder/coerción, (b)
jerarquía escolar (ministro, delegados, inspectores, directores, enseñante,
bedel), (c) basada en méritos y competición.
2.3. Proceso
de construcción y socialización: (a) comunicación jerárquica, unidireccional y
vertical (anti dialógica), (b) parcialización y fragmentación del saber (nocionismo), (c) etnocentrismo cultural y antropológico (racismo).
6.3. Deconstrucción de la
Violencia Cultural
En cuanto a
la deconstrucción de la violencia cultural del sistema educativo se debería
trabajar tanto en el currículum expreso como en el oculto porque ambos encierran
a menudo mucha carga de violencia cultural. Cabria revisar y modificar
materiales educativos, libros de textos, los discursos que se utilizan, los
juegos, las canciones, los chistes y los mensajes e imágenes de los medios de
comunicación, por ejemplo, para que éstos no fueran transmisores de violencia,
prejuicios, xenofobia y/o racismo para con los y las demás y no fomentaran
exclusión.
Finalmente, por nuestro tipo de cultura y por ser
dominantes las formas negativas de encarar los conflictos, tanto desde el
contexto escolar como del familiar se podían deconstruir los siguientes
comportamientos cotidianos que entorpecen la EpP: Insultar, amenazar,
culpabilizar, acusar, despreciar/ridiculizar, juzgar, ver sólo nuestra
posición, generalizar, etiquetar y usar la violencia (Jares, 2006, p. 166).
A continuación expondré la propuesta de renovación
pedagógica basada en el modelo REM y aplicada como ya comenté anteriormente al
Máster Universitario Internacional en estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo.
Este enfoque educativo se basa en la deconstrucción de los tres tipos de
violencia que se acabamos de mencionar, fomentando como señalábamos en el
titulo del presente trabajo, una educación inclusiva, cooperativa y participativa.
7.
LA RECONSTRUCCIÓN DE LA EDUCACIÓN INCLUSIVA, COOPERATIVA Y PARTICIPATIVA DESDE
EL MODELO REM: EL MÁSTER UNIVERSITARIO INTERNACIONAL EN ESTUDIOS DE PAZ,
CONFLICTOS Y DESARROLLO
Para la reconstrucción de la EpP tomamos como punto
de partida el modelo REM enmarcado en el paradigma dialógico-participativo aplicado
en el Máster Universitario Internacional en Estudios de Paz, Conflictos y
Desarrollo (en adelante Máster). Este programa se asienta en lo que Vicent Martínez
Guzmán (2001) llama el giro epistemológico propuesto en su Filosofía para hacer
las Paces.
7.1.
El Giro Epistemológico
El Giro Epistemológico se basa en la inversión
epistemológica de la actitud objetiva a la performativa o participante, desde
el cual se puede interpretar la realidad en general y el modelo REM en
particular. Esta concepción no es neutral ni objetiva: está comprometida
con los valores de equidad, inclusión, cooperación, participación democrática y
paz, entre otros. Desde esta perspectiva participante rompemos la dicotomía
hecho-valor.
No somos neutrales respecto de lo que nos hacen,
lo que vemos que unos hacen a otros, o en relación con lo que nosotros hacemos
(Strawson, 1995). No hay hechos puros. Lo que llamamos hechos tiene un origen
en lo que los seres humanos hacemos, sin embargo, los consideramos como si los
hubiera hecho alguien diferente o se hubiesen hecho ellos mismos. Las
explicaciones de los «hechos de la Naturaleza» son construcciones sociales de
las que siempre nos podemos pedir cuentas. Por este motivo no somos neutrales
respecto de los hechos. Lo que hacemos lo hacemos valorando lo que nos
podríamos hacer de otras formas, asumiendo nuestro papel de agentes de nuestras
acciones (Martínez Guzmán, 2005, pp. 63-64)
Rescato los puntos clave que más nos interesan del
Giro Epistemológico de acuerdo al tema que ocupa este artículo (Martínez
Guzmán, 2005, p. 64):
Actitud Objetiva |
Actitud Performativa/Participante |
Objetividad |
Intersubjetividad |
Observación |
Participación |
Relación
sujeto-objeto |
Relación
entre sujetos |
Referida
a hechos |
Basada
en la interpretación e interpelación |
Neutralidad
respecto de valores |
Valorativa,
compromiso con los valores que conformarían Culturas de Paz |
No
sujeta a responsabilidad |
Sujeta
a que se le pida cuentas y a responder |
Paradigma
de la conciencia |
Paradigma
de la comunicación |
Unilateraliza
las posibilidades de la razón basadas en el empirismo |
La
razón también se basa en lo social y valorativo. Interpreta y expresa
sentimientos. |
Considera
a la naturaleza como algo distante, objetivo y sometido a control |
Somos
naturaleza: reivindica la terrenalidad de los seres humanos. |
Se
considera neutral respecto del género |
Utiliza
el género como categoría de análisis y criterio de inclusión |
Distingue
entre teoría y práctica basándose en el rigor del pragmatismo |
Es
una investigación desde la acción que concibe la relación teoría y práctica
en mutua interpelación. Lo práctico es preocuparse por los excluidos, los
marginados, los oprimidos… |
Es un
saber de expertos |
Son
saberes de todos |
7.2.
Educación democrática, participativa y transformadora
Este modelo en el que estoy
investigando ejemplificado en el mencionado Máster fomenta el aprendizaje de
una ciudadanía crítica democrática. Así pues propone tomando como referencia a Jares
(1999, p. 79) la democratización tanto de su centro como de su estructura
escolar. En este sentido, si nos planteamos como objetivo que la escuela forme
a personas democráticas y participativas, ella misma tiene que estar organizada
desde los mismos presupuestos democráticos, en este principio se asienta también
el Máster.
Incluye, asimismo, la participación como la característica básica e
indispensable para hacer posible la democratización, tanto en su dimensión de
gestión como en su dimensión educativa, es un derecho y una necesidad del
proceso educativo institucional escolar (Jares, 1999, p. 181). La importancia
de la participación en la que se basa el Máster se ve reforzada también por las
investigaciones de Martín Gordillo (2010, pp. 44-45). Así pues, coincidiendo
con la propuesta de Martín Gordillo el Máster amplia el concepto de participación
en tres sentidos: 1) tomar partido:
la participación como elección o votación, donde se elijen representantes o se
decide entre alternativas; 2) tomar parte:
la participación de forma no episódica, sino cotidiana, en la vida ciudadana,
política, cívica y comunitaria. Se trata de una acción continua que implica un
compromiso cotidiano con lo social; y 3) formar
parte: crea una nueva identidad orientada hacia los proyectos de futuro. Finalmente,
el objetivo de estos tres tipos de participación que persigue el Máster es desarrollar
una ciudadanía crítica democrática.
Esta
educación es, por tanto, transformadora, basada en el desarrollo de otras
capacidades más allá de las competencias conceptuales, objetivo que perseguía
la educación tradicional. El grupo de
estudiantes es internacional, intercultural, interreligioso e interdisciplinar
conviviendo más de treinta nacionalidades diferen. Se trata, entonces, de
aprender a convivir (Delors, 1996), a cooperar, a compartir, a disentir, a
discrepar, a discutir, a confrontar, a negociar, a consensuar y a decidir. Todos ellos aprendizajes requeridos
en la formación ciudadana de las sociedades democráticas del presente y del
futuro (Martín Gordillo, 2010, p. 46). Por tanto, los contenidos de la EpP.
desde el modelo REM que se ven reflejados en el Máster tienen que ver no sólo
con lo cognoscitivo o intelectual sino también con los que hacen referencia al
aprendizaje de técnicas, destrezas, capacidades y procesos como los que se
sitúan en el campo de las actitudes, habilidades y valores Jares (1999, p.
232).
7.3. Reconocimiento: equidad, cooperación e
inclusión
Asimismo el papel del reconocimiento va
a ser fundamental también en esta propuesta de PP. materializada en el Máster. Nos
remitimos a Honneth (1997) porque amplia la concepción del reconocimiento
cuando propone tres formas de reconocimiento a partir de tres formas de
menosprecio, basándose en una propuesta de Hegel. Los tres tipos de menosprecio
serían, el desprecio del cuerpo, el desprecio de los derechos de una
determinada persona y el desprecio al estilo o forma de vida. Esto hace que las
personas no reconocidas pierdan la autoconfianza, el autorespeto y la autoestima
al sentirse marginadas, infravaloradas y excluidas. Entonces, desde el modelo
REM aplicado al Máster se potencia el reconocimiento entendido desde estas 3
perspectivas (el cuerpo, los derechos y las distintas formas de vida). En este
sentido, se fomenta la equidad y la inclusión mediante el reconocimiento de todos los seres humanos como interlocutores
válidos, con capacidades y competencias para expresarse, dialogar, interpelar
discursos, desarrollar un conocimiento crítico, pedir cuentas por lo que se ha
dicho o hecho, y convertirse en agentes
de su propia educación autónoma y emancipadora. Esta educación basada en el
reconocimiento se centra en la idea de convertir la escuela en una comunidad de
comunicación en la que todos aprendemos del proceso enseñanza-aprendizaje a
través de la participación activa y la cooperación. El Máster, por tanto, rompe
la relación experto-aprendiz, todos y cada uno aprenden activamente del proceso
educativo, es un aprendizaje recíproco (Martínez Guzmán, 2001; 2005).
El cuerpo del profesorado en el Máster también es
internacional, intercultural, interreligioso e interdisciplinar, incluyendo las
voces del Sur. El rol del profesor y de
acuerdo a Martín Gordillo (2010, p. 48) es el de dinamizador de procesos de
interacción educativa preparado para reconstruir su práctica docente
considerando la diversidad y especificidad del estudiantado; y el del alumno es
el de participante activo, crítico y responsable de su propio aprendizaje. Sin
embargo, Fernández Herrería y Sánchez
Sánchez, (1996, p. 108) señalan, en este sentido, que los alumnos y los
profesores deben relacionarse como personas y no comportarse mutuamente como si asumieran unos roles
determinados; fomentando la autonomía, no el conformismo. Creemos, pues, que el
papel del profesor ya no es exclusivamente el de «magíster» de antaño. Su papel
ya no es exclusivamente el de transmitir un saber limitado y definido de
antemano sino el de ayudar a los alumnos a construir un saber personal,
integrado en una experiencia real y susceptible de ampliaciones progresivas y
constantes. Los profesores del Máster se sienten también educandos, que
aprenden junto a y de los alumnos a los que enseñan. Asimismo, las experiencias
internas intuitivas, emocionales y espirituales de los y las estudiantes tienen
que ser consideradas como contextos vitales para el aprendizaje. Finalmente, se
considera el aprendizaje como un viaje, no un destino, es decir, aprender como
proceso, no como producto.
Asimismo, en el Máster se genera
tanto en el aula como en el centro, un clima de seguridad, de confianza, de
cooperación y de apoyo mutuo. Alcanzar este tipo de clima organizativo, no es
sólo objetivo en sí mismo sino que es requisito para el aprendizaje de las
actitudes y comportamientos cooperativos (Jares, 1999, p. 182). Con la consecución
de este objetivo, nos damos cuenta que un conflicto tendrá más posibilidades de
ser resuelto de forma participativa en este contexto de democracia y
cooperación. En otras palabras y parafraseando a Judson (1985) los conflictos
tenderán a transformase pacíficamente cuando se desencadenan en un sistema
generador de confianza, colaboración y apoyo mutuo.
Sobre
la forma de enseñar el modelo REM que se aplica en el Máster se desvincula del
aprendizaje memorístico convencional a través de los libros y de las lecciones
magistrales del profesor. Fomenta, por ende, distintas metodologías pedagógicas
más prácticas y experimentales, por ejemplo, a través de las dinámicas de aula,
cuentos, leyendas, historias de la cultura popular, experiencias de los propios
estudiantes y profesores, ya que de esta forma se aprende más y con menos
esfuerzo. Estos aprendizajes son fáciles de memorizar y perduran para toda la
vida, mientras que lo aprendido en los libros memorísticamente a través de la
educación formal se olvida más fácilmente. En este sentido, se fomenta el uso
de exposiciones-debates, discusiones, actividades prácticas y juegos
cooperativos como metodología educativa para generar entre otras cosas
cooperación, inclusión, participación y ciudadanía. Este tipo de dinámicas facilitan
la creación del grupo y el buen clima de aula. Asimismo, su estructura conlleva
a la cooperación y no a la competición, facilitan la comunicación y evitan la
jerarquía al situar a todos los participantes en un plano de igualdad. No hay
ganadores ni perdedores, nadie queda excluido lo que facilita el bienestar
psíquico y físico, al romper las relaciones dominantes. Los juegos cooperativos
además de discernir, transmiten valores y determinados códigos éticos, morales
y sociales (Jares, 1999, p. 196).
En
el modelo de REM de EpP del Máster objeto de evaluación partimos, pues, de unas
relaciones igualitarias y simétricas, para trasladar esos valores a la vida
social. Las relaciones interpersonales se deben basar, entre otras
características, en la reciprocidad, horizontalidad, confianza, comprensión,
seguridad y empatía. Asimismo, Freire (1993) también señala la importancia de
la reconstrucción de las actitudes cívicas e igualitarias a través de una
educación liberadora.
7.4.
Sobre el currículum y la forma
El
modelo REM de EpP del Máster cuida la revisión constante del currículum, los
contenidos, prácticas educativas y las representaciones sociales construidas
socialmente, para que no transmitan racismo, prejuicios, estereotipos y
exclusión de forma institucionalizada. En este contexto, adapta el currículum
educativo a los nuevos desafíos educativos, políticos y sociales, incluyendo
las necesidades y voces de todos los grupos socio-culturales. El currículum
refleja las preocupaciones internacionales, nacionales y locales de la
actualidad incrementando, si cabe, la pluralidad, las sociedades
interculturales y el enfoque democrático, entre otros. Para ello, se basa en
una perspectiva descentralizada que permite la participación y los aportes de todos
los grupos interesados […] (Rupesinghe,
1999, p. 73). En este modelo el currículum tiene la flexibilidad propia
de los campos del saber, el hacer y el valorar del mundo exterior a la escuela,
integrando lo axiológico junto con lo epistémico, y teniendo como justificación
no el valor de cambio de la acreditación obtenida a través del examen sino el
valor de uso de una formación efectivamente funcional (Martín Gordillo, 2010,
p. 48). Se trata de formar al estudiantado para que se convierte en agente de cambio
y desarrollo de sus propias comunidades y países, una vez regresen a sus
lugares de origen.
Asimismo,
considera el currículum como un instrumento muy importante para la promoción de
la educación para la convivencia pacífica. Es, por ende, abierto, activo,
flexible e intercultural (Rupesinghe,
1999, p. 74). En este
sentido, algunas materias y materiales educativos reflexionan también sobre las
consecuencias que los ataques terroristas mundiales del 11S (en EEUU), el 11M
(en España) y el 7J (en Reino Unido) han provocado para tratar de renovar y
actualizar los materiales curriculares y contenidos pedagógicos con el fin de
promover una verdadera EpP, no centrada en la transmisión de prejuicios y
estereotipos, tal y como se ha venido haciendo.
Vemos
entonces que la EpP también implica un componente crítico de los contenidos
docentes (qué se enseña), de su selección y organización. Una revisión
cuidadosa de currículum, qué se incluye y qué está ausente, porque aquí se
camuflan y encierran muchas formas de violencia como el etnocentrismo, el
androcentrismo y el racismo, entre otros, que es preciso pues deconstruir si
queremos educar para la paz.
8. RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN Y CONCLUSIONES
Para finalizar
y basándome en un cuadro de Martín
Gordillo (2010, p. 49) he elaborado un resumen a modo esquemático de la
Deconstrucción de la educación tradicional que planteábamos y la Reconstrucción
de este enfoque de mejora educativa basado en el modelo REM de EpP. Estos
resultados surgen de la experiencia educativa evaluada en el Máster:
|
DECONSTRUCCIÓN EDUCACIÓN TRADICIONAL |
RECONSTRUCCIÓN MODELO REM DE EpP: MASTER PAZ |
Paradigma |
Narrativo-contemplativo |
Dialógico-participativo |
Tipo Educación |
Bancaria Centrada en “el tener” |
Crítica y Transformadora Centrada en “el ser” |
Relación educativa |
Del experto al aprendiz Vertical, unidireccional Anti dialógica Orientada a la enseñanza |
Aprendizaje recíproco Horizontal, multidireccional Comunidad de Comunicación Orientada al aprendizaje |
Alumno |
Receptor de información Pensamiento reproductor Conformismo, pasividad |
Participante en procesos abiertos Pensamiento autónomo, agente activo Ciudadano crítico, democrático |
Profesor |
(Re) transmisor de información Evaluador y clasificador Enseñante |
Dinamizador de procesos de interacción educativa Facilitador, aprendiz |
Aulas |
Lógica 1.0 |
Lógica 2.0 |
Currículum |
Cristalizado por disciplinas Cerrado Predomina lo epistémico Etnocéntrico, racista |
Flexible y en reconstrucción continua Abierto Integra lo epistémico con lo axiológico Diversidad cultural como enriquecimiento |
Estructura |
Modelo de desarrollo capitalista que genera
triunfadores y perdedores, violencia |
Modelo
Reconstructivo-Empoderador que genera igualdad, intercambio Norte/Sur y paz |
Objetivo |
enseñanza y acreditación de “algunos” |
Procesos de aprendizaje: educación integral de “todos” Convertir a los participantes en agentes de su propio
cambio y desarrollo |
Resultados |
Competición, clasificación, exclusión |
Cooperación, equidad, reconocimiento, inclusión |
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