La Educación Lingüística en la escuela obligatoria:
Competencia comunicativa y alfabetización crítica
" El hombre que no
conoce su lengua vive pobremente, vive a medias, aun menos. ¿No nos causa
pena, a veces, oir hablar a alguien que pugna, en vano, por dar con las
palabras, que al querer explicarse, es decir, expresarse, vivirse, ante
nosotros avanza a trompicones? No nos hiere su deficiencia por vanas razones de
bien hablar, de formas bellas, por torpeza técnica, no. Nos duele mucho más
adentro porque ese hombre denota con sus tanteos, sus empujones a ciergas por
las nieblas de su oscura conciencia de la lengua, que no llega a ser
completamente" PEDRO SALINAS, 1948).
Casi nadie niega ya que el objetivo esencial
de la educación lingüística y literaria es contribuir desde las aulas al
aprendizaje de los conocimientos y de las destrezas comunicativas que hacen
posible un uso adecuado, coherente y correcto del lenguaje. Quizá por ello, en
los últimos años asistimos en el mundo de la educación al auge de los enfoques
comunicativos de la enseñanza de la lengua y al énfasis didáctico en
el desarrollo de la competencia comunicativa de las personas y en la adquisición escolar no sólo de un saber sobre la
lengua sino también -y sobre todo- de un saber hacer cosas con las palabras
(LOMAS, 1999) en los diferentes contextos y situaciones del intercambio
comunicativo.
* Carlos Lomas. Centro del Profesorado de
Gijón (domas@almez.pntic.mec.es)
En sintonía con algunas
tendencias de la lingüística contemporánea, como la pragmática, la lingüística
del texto, la sociolingüística y el análisis del discurso (véanse entre otros
Castellá, 1992; Tusón, 1996; Calsamiglia y Tusón, 1999), y de acuerdo con los
enfoques cognitivos sobre adquisición y uso del lenguaje, en el inicio de los
años noventa los currículos lingüísticos en la enseñanza primaria y secundaria
optaron con claridad a favor de un enfoque comunicativo y funcional de la
educación lingüística orientado al desarrollo de habilidades comunicativas
entre el alumnado en detrimento de un enfoque formal de la enseñanza de la
lengua y de la literatura, tan arraigado en nuestra tradición filológica y
didáctica, orientado de forma casi exclusiva al aprendizaje de la gramática de
la lengua y de la historia canónica de la literatura española (1).
En coherencia con este
giro copernicano de la educación lingüística, la formación continua del profesorado
en los últimos años (no así la formación inicial, inasequible casi siempre al
aliento de la innovación lingüística y de los cambios educativos) se orientó a
familiarizar al profesorado con algunos conceptos de las teorías del uso
lingüístico, al estudio específico de los diversos tipos de discurso (y, por
tanto, de los diferentes contenidos del área), a la adquisición de estrategias
y de técnicas de análisis de los textos, al aprendizaje de metodologías
innovadoras en torno a la lengua oral, a la lengua escrita y a los lenguajes
de la cultura de masas (publicidad, prensa, cómic, televisión...) y al
adiestramiento en algunas destrezas de programación didáctica y en el uso de
las modernas tecnologías de la información y de la comunicación. Sin embargo, y
pese a que es innegable que se han ido produciendo aprendizajes significativos entre
el profesorado y algunos cambios en el modo de trabajar en las aulas de lengua
y literatura, todo indica que en la mayoría de los casos lo que ocurre en las
aulas constituye una síntesis ecléctica (y táctica) entre el estudio formal de
la lengua y una mayor consciencia de los objetivos comunicativos de la
educación lingüística y de sus efectos didácticos en la selección de los
contenidos y en el diseño de las tareas del aprendizaje lingüístico.
¿Por qué esta lentitud,
cuando no cierta resistencia, ante los cambios en el modo de entender el lenguaje
y su enseñanza? Quizá porque no basta con sustituir un currículo formal por
otro de orientación cognitiva y textual, ni con transmitir eventualmente
algunos saberes teóricos y prácticos, ni con aportar algunas técnicas para
planificar y evaluar las actividades docentes cuando de lo que se trata es de
educar en otra mirada sobre el lenguaje y sobre sus usos, efectos y contextos
sociales. Educar en otra mirada sobre el lenguaje y sobre sus usos exige interrogarse
sobre asuntos tales como la construcción sociohistórica de los códigos del
saber lingüístico y literario y su reflejo en los contenidos escolares, sobre
los factores culturales que asignan un determinado (y desigual) valor social a
unos u otros usos lingüísticos (dialectos, sociolectos, registros...), sobre el
papel que desempeña el lenguaje tanto en las interacciones comunicativas como
en la construcción de las identidades de las personas y de los grupos
sociales, sobre la manipulación del discurso en los contextos de la persuasión
personal y social.... Y exige también indagar sobre las teorías, sobre las
creencias, sobre los conocimientos y sobre las prácticas que configuran el
pensamiento del profesorado del área. Y ello no siempre es cómodo ni fácil.
Frente a la tentación
de convertir las clases de lengua en escenarios de lingüística aplicada (sea
ésta del cuño que sea), de lo que se trataría en mi opinión es de favorecer
una educación lingüística implicada con la emancipación comunicativa de los
alumnos y de las alumnas, con el afán ético y democrático de convertir al
lenguaje y a las lenguas en herramientas de comunicación y de convivencia entre
las personas y entre los pueblos y con una alfabetización crítica orientada a
enseñar los útiles de la cultura que favorecen una lectura cabal e inteligente
de los códigos del mundo que nos ha tocado vivir (Freire, 1984).
Es obvio que en
nuestras sociedades los bienes de la lengua -el capital lingüístico- están
injustamente distribuidos en el mercado de los intercambios lingüísticos
(Bourdieu, 1982) ya que no todas las personas tienen acceso a las diferentes
situaciones y contextos de la comunicación ni todos los usos de la lengua
gozan de idéntica evaluación social. De ahí la importancia de incorporar a la
educación lingüística una indagación crítica sobre los factores económicos,
culturales y sociales que influyen en el uso de la lengua y sobre cómo éste
depende no sólo de las capacidades innatas de los hablantes, tal y como creía
inicialmente Noam Chomsky, sino también de su pertenencia a una clase social, a
un sexo, a una generación, a un gremio, a una cultura específica, a una
comunidad monolingüe o bilingüe... Un enfoque crítico de la educación
lingüística debería contribuir a la adquisición no sólo del mayor grado posible
de competencia comunicativa sino también, y a la vez, al aprendizaje escolar de
actitudes críticas ante los prejuicios sociolingüísticos y ante el menosprecio
de que son objeto algunas lenguas, algunas variedades lingüísticas y en
consecuencia algunas de las personas que las utilizan (2). En última instancia,
la educación lingüística debiera fomentar entre las personas una conciencia
lingüística entendida en un doble sentido: como conocimiento de la facultad
humana del lenguaje y de su papel en el pensamiento, en el aprendizaje
escolar y en la vida social, y como "una conciencia del poder y del
control que se ejerce a través del lenguaje y de las intrincadas relaciones que
existen entre lengua y cultura" (VAN LIER,
1995).
Estas páginas de
KIKIRIKI intentan ilustrar estas ideas con algunas reflexiones y con algunas
experiencias sobre la enseñanza de la lengua en la educación primaria y
secundaria. El lenguaje escrito, la evaluación crítica de algunas prácticas
enormemente arraigadas en nuestra tradición didáctica, la observación y el
análisis del escenario comunicativo del aula o el aprendizaje lingüístico en
las demás areas educativas contituyen algunos de los ejes de las diversas
colaboraciones que se ofrecen en esta monografía sobre la educación lingüstica
en la enseñanza obligatoria.
Isabel
Soler ("Enseñar Lengua en la educación primaria") nos acerca a las
teorías y a las prácticas que fundamentan un enfoque comunicativo y funcional
de la enseñanza y del aprendizaje del lenguaje escrito orientado a la
adquisición escolar de competencias escritoras. Desde este enfoque, el papel
del profesorado, la organización del aula, el uso de los materiales y las
tareas de producción e interpretación de textos diversos adquieren una
dimensión inequívocamente innovadora. La autora ilustra con algunos ejemplos
de secuencias didácticas cómo trabajar en el aula tanto las características del
tipo de texto del que se trate (función, autoría, público, léxico, categorías
gramaticales, tipografía...) como las propiedades del sistema de escritura
(ortografía, puntuación, etc... ).
Desde la idea de que la lengua es antes que nada un uso comunicativo y
contribuye de una manera innegable no sólo a la comunicación entre las personas
y a la representación de la realidad sino también a la creación de mundos
posibles y a la construcción de las identidades de los seres humanos y de los
grupos sociales, Pilar Núñez y Manuel Vera ("Lengua y enseñanza de la
Lengua en educación secundaria Reflexiones sobre un desencuentro") evalúan
de una manera crítica las prácticas dominantes de la enseñanza de la lengua y
de la literatura en la educación secundaria al centrarse éstas casi siempre en
la descripción del aparato formal de la lengua en detrimento de otras tareas
orientadas al aprendizaje de las destrezas comunicativas esenciales en la vida
de las personas y a la adquisición de actitudes críticas ante algunos usos y
abusos del lenguaje. En última instancia, vindican una mirada ética y emotiva
sobre la lengua (3) y sobre su enseñanza que evite el abismo que se abre a
menudo entre la lengua aprendida en las aulas y la lengua usada en la vida real
o, lo que es lo mismo, entre la lengua como inventario inmanente de elementos
lingüísticos y la lengua como herramienta utilísima al servicio de la
comunicación interpersonal y de una interpretación crítica del mundo.
El aula no es sólo el
escenario físico del aprendizaje escolar sino también un escenario
comunicativo donde se habla y se escucha, donde se lee y se escribe, donde se
aprenden algunas destrezas, hábitos y conceptos a la vez que se olvidan otras
muchas cosas, donde las formas de decir de los alumnos y de las alumnas
conviven con las formas de decir del discurso académico del profesorado...
(véase LOMAS, 2002). El texto de Amparo Tusón Valls ("El escenario
comunicativo del aula: Usos lingüísticos y reflexión sobre la lengua")
nos invita a volver a pensar sobre los usos comunicativos en las aulas desde
una perspectiva etnográfica y sociolingüística que se interroga acerca de la
diversidad lingüística en las instituciones educativas. La dialéctica escolar
entre el registro coloquial usado por el alumnado y el registro formal
utilizado por el profesorado, la relevancia a efectos pedagógicos de tener en
cuenta las características socioculturales y sociolingüísticas del alumnado,
el aprecio de las variedades geográficas y sociales utilizadas en la escuela,
las ideologías lingüísticas que subyacen a algunas prácticas educativas
obsesionadas con un uso normativo del español o el fetichismo de la letra son
algunos de los aspectos analizados por la autora en estas páginas.
Desde la idea de que en todas las áreas y en todas las materias
escolares se habla, se lee y se escribe, Neus Sanmartí ("Aprender lengua
en todas las áreas") plantea la conveniencia de contribuir desde las
aulas (y no sólo desde las aulas de lengua) a la adquisición y al desarrollo de
la competencia comunicativa del alumnado y, especialmente, al aprendizaje de
las formas de decir específicas de cada área de conocimiento ya que "cada
disciplina tiene sus propias reglas del juego del habló". La autora
analiza algunas actividades de aula con el fin de ilustrar el papel que
desempeña la lengua (y el lenguaje específico de cada materia) en la
construcción de los aprendizajes de las diversas áreas educativas.
Esta monografía sobre la
enseñanza de la lengua y de la literatura en la escuela obligatoria concluye
con una guía de recursos ("Lecturas y materiales para la educación
lingüística y literaria") en la que se sugieren, debidamente ordenados,
una serie de títulos y de textos de una innegable utilidad tanto para la
reflexión sobre el lenguaje y sobre su enseñanza como para la práctica
cotidiana de la educación lingüística en las aulas.
Ojalá estas
líneas sean útiles a quienes siguen creyendo en el valor de la palabra, a
quienes siguen pensando que las lenguas deben ser instrumentos de convivencia
y de comunicación entre las personas y entre las culturas, a quienes se oponen
a algunos usos y abusos del lenguaje que encierran menosprecio, discriminación
o manipulación entre los seres humanos y a quienes, en consecuencia, son conscientes
del compromiso ético y democrático de una educación (y de una educación
lingüística) inequívocamente alineada con la libertad, con la equidad y con la
justicia en nuestras sociedades. En esa esperanza os ofrecemos estos textos.
(I)
El currículo de las áreas y de las materias de la Educación Secundaria
Obligatoria y del Bachillerato elaborado por el Ministerio de Educación y
Cultura y aprobado en Consejo de Ministros a finales de 2000 constituye sin
duda un paso atrás en ese énfasis comunicativo de la educación lingüística y un
cierto retorno al pasado didáctico de la Ley General de Educación. A la espera
de que la sensatez pedagógica del profesorado evite una interpretación literal
y una aplicación estricta del actual currículo lingüístico (aún pendiente de
una mayor concreción en las comunidades autónomas), invitanos a quienes lean
estas líneas a consultar una lectura crítica del citado documento en Lomas,
Miret, Ruiz Bikandi y Tusón, 2001.
(2)
Hasta aquí, estas líneas constituyen una revisión de un trabajo anterior sobre
formación del profesorado y cambios en las aulas de lengua (Lomas y Osoro, 2001).
(3) Insistir en la naturaleza ética y afectiva de la
educación (y de la educación lingüística) es en mi opinión especialmente
oportuno en estos tiempos en los que el acento pedagógico se pone en cuestiones
de naturaleza técnica y en los que se nos invita a comulgar con el espejismo de
que con la informática en las escuelas todo está ya resuelto desde la idea de
que la abundancia de ordenadores en las aulas constituye un indicio irrefutable
de calidad y de excelencia en educación. Frente al ensueño tecnológico en el
que están sumidos quienes creen que en educación todo se arregla a golpe de
ordenadores e Intenet, el filósofo del lenguaje Emilio Lledó (2000: 44) nos
alerta contra tal falacia con estas sensatas palabras: "Tengo serias dudas
de que el progreso de nuestro todavía balbuciente sistema educativo tenga que
ver con la cantidad de ordenadores que almacenan, por pupitre, nuestros
alumnos en las escuelas. Los dedos infantiles y adolescentes tienen que tocar,
pero no sólo ni principalmente teclados, tienen que tocar las cosas, pasar
páginas, mover fichas, garabatear renglones, pensar y soñar con las palabras,
oír a los maestros, hablar y mirar, jugar y leer, crear, dudar, y eso, en
principio, ante la exclusiva pantalla de la vida".
Referencias
bibliográficas
BOURDIEU,
P. (1982): ¿Qué significa hablar? Economía de los
intercambios lingüísticos. Akal, Madrid, 1985.
CALSAMIGLIA,
H. y TUSON, A. (1999): Las cosas del decir. Manual de Análisis del Discurso.
Ariel. Barcelona.
CASTELLÁ,
J. M. (1992): De la frase al text. Teories de l'us
lingüístic. Empuries. Barcelona.
FREIRÉ,
P. (1984): La importancia de leer y el proceso de
liberación. Siglo XXI. Madrid.
LOMAS,
C. (1999) Cómo hacer cosas con las palabras. Teoría
y práctica de la edicación lingüística. 2 vols. Barcelona: Paidós.
LOMAS,
C. -comp- (2002): El aprendizaje de la comunicación
en las aulas. Barcelona. Paidós.
LOMAS, C. y OSORO, A. (2001): "De la
lingüística aplicada a una educación lingüística implicada", en TEXTOS, n°
27.
LOMAS, C., MIRET, I., RUIZ BIKANDI, U. y TUSON, A. (2001): "Las humanidades como pretexto", en TEXTOS, n°
27.
LLEDO, E. (2000): "El medio no ha
sido el mensaje". En EL PAÍS, 12 de mayo de 2000.
SALINAS, P. (1948): "Defensa del
lenguaje", en El defensor. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá
(edición posterior en Alianza editorial).
TUSON, A. (1996): "El estudio del
uso lingüístico", en Lomas, C. (coord.), La educación lingüística y
literaria en la enseñanza secundaria. ICE de la Universitat Autónoma de Barcelona/Horsori.
Barcelona.
VAN LIER (1995): "Lingüística
educativa. Una introducción para enseñantes de lenguas, en SIGNOS, Teoría y
práctica de la educación, n° 14. Gijón.