Investigación que recaba de los
datos del pasado, los acontecimientos para poder hacer de ellos una valoración
historiográfica o establecer, mediante analogías, comparaciones con otros
hechos del presente o del pasado. De esta forma, la investigación histórica se
convierte en fundamental para el conocimiento de las teorías y las praxis
educativas.
En este artículo trataremos
sólo algunos de los muchos avances que en cuestión psicopedagógica se han
alcanzado, gracias a la investigación y a la experiencia acumuladas, para
después hacer un breve recorrido a través del pensamiento, la reflexión y la
entereza desplegadas por los que intuyeron que toda pedagogía presupone una
psicología. Revisaremos también los antecedentes de la psicopedagogía en México
y, finalmente, una síntesis de sus inicios en Jalisco.
Desde hace ya varios años la
investigación psicopedagógica ha dejado atrás las variables inalterables por
las variables operativas, modificables, que se presentan al docente con cierta
certeza al tratar de mejorar los resultados del aprendizaje. Los estudios sobre
el aprendizaje realizados en los últimos años han puesto de relieve la caída de
los modelos conductistas —centrados en la adquisición de respuestas—,
claramente hegemónicos durante muchas décadas, y la aparición de nuevos modelos
centrados en la adquisición de estructuras cognitivas, es decir, en el
aprendizaje significativo. La gran diferencia entre ambas formas de aprendizaje
es la pasividad que el modelo conductista asigna al sujeto, y el carácter
activo y estratégico del cognitivo, acentuando las actividades del alumno en la
construcción de significados.
Hoy se conoce la teoría de la
modificabilidad estructural cognitiva, la cual postula que "el ser humano
se caracteriza por un alto nivel de flexibilidad", que "no sólo puede
ser modificado en su desarrollo, sino que, además, no tiene que seguir el curso
predictivo de su crecimiento, como tampoco está únicamente determinado por su
sistema ecológico, pudiendo modificarse a sí mismo si lo desea y que este
cambio, aunque sea dramático, puede lograrse incluso a niveles
impredecibles..." (Jesús A. Beltrán, 1993)
En muchos campos de la
investigación y de la acción educativa predomina hoy un enfoque que podríamos
llamar estratégico. Así, por ejemplo, en el aprendizaje se ha pasado de una
consideración casi sagrada de los contenidos —corpus doctrinal—
que había que transmitir con fidelidad a los estudiantes, a una consideración
privilegiada de los procesos o estrategias que intervienen a la hora de
aprender.
En el caso de la inteligencia,
nuevas teorías psicológicas insisten en que es un conjunto de habilidades que
pueden ser modificadas mediante la aplicación de métodos y programas adecuados.
Se ha pasado de su interpretación como potencia o conjunto de conocimientos, a
una interpretación estratégica que acentúa la habilidad para adquirir y aplicar
esos mismos conocimientos. Este enfoque estratégico constituye el new look de
la psicología, el cual está generando muchas investigaciones, especialmente
dentro del paradigma del procesamiento de información y, lo más importante, que
puede constituir uno de los puentes a tender entre la teoría y la práctica
educativas, entre la psicología y la educación. Al mismo tiempo ha dado lugar a
que la investigación psicopedagógica en el ámbito educativo adquiera una mayor
relevancia en la actualidad.
Todo lo anterior significa que
el individuo tiene un potencial oculto para aprender en el sentido que señaló
Vygotski, pero, además, este potencial crea nuevo potencial para aprender.
Modificabilidad accesible a todo ser humano sin excepción de niveles de edad y
condición. En fechas recientes se han revisado las diferentes teorías acerca de
las capacidades humanas en términos de conductas o procesos cognitivos;
procesos que no son sólo capacidades para aprender en la escuela, sino que
sirven también para beneficiarse de las experiencias de la vida.
Para llegar a estos
esperanzadores logros y a otros aspectos más de la modernidad en el universo de
la psicopedagogía, se han tenido que recorrer largos y diversos caminos y aun
veredas de destino incierto. Incluso para que se aceptara que toda pedagogía
presupone una psicología, es decir, el hecho de que toda acción educativa
implica una concepción de funcionamiento positivo de la personalidad en su
dinamismo concreto, fue preciso el paso de muchos años de estudio y
experiencias.
Sus orígenes
La existencia de la
psicopedagogía a partir del siglo xix, con sus investigaciones precisas aunque
invadidas por módulos positivistas, entra en el universo de las ciencias y se
abre camino en la historia. Yendo hacia tiempos más remotos en pos de las
raíces más profundas de esta disciplina, podemos mencionar como su más lejano
precursor a Juan Amos Comensky, Comenio (1592-1670), pedagogo eslovaco,
quien anuda todos los intentos de reforma pedagógica de su siglo. Al proponerse
incursionar en el terreno de la educación en su obra Didáctica Magna
(1657), descubre en la relación de los métodos de las ciencias con la teoría
pedagógica el principio de la didáctica y advierte que las aptitudes del niño
deben ser desenvueltas en su orden natural y en permanente contacto con las
cosas, que la educación comienza con el nacimiento y que el niño puede y debe
adquirir los primeros fundamentos de la cultura. En torno al postulado de un
agrupamiento concéntrico de las materias de enseñanza, se enfoca en la idea del
aprendizaje autoeducativo. Podría decirse que Comenio cierra el círculo de la
pedagogía antigua tratando la educación con un espíritu científico y afirmando
que ésta ha de comenzar con la infancia y seguir el curso de la naturaleza,
llegando a fecundos desenvolvimientos prácticos que han servido de verdaderas leyes
de la pedagogía basada en el conocimiento del niño. Descubre así el gran
principio en el que luego insistiría Pestalozzi: "Buscar y encontrar un
método por el cual el maestro enseñe menos y el discípulo aprenda más".
Entre aquellos visionarios que
sospecharon o fueron capaces de advertir con claridad la estrecha relación
entre el psiquismo y la educación se encuentra J. J. Rousseau (1712-1778). En Emilio,
este genial expositor de ideas pedagógicas perfila que la pedagogía se
funda en primer lugar en leyes psicológicas, es decir, coloca como punto de
partida para plantear el problema pedagógico consideraciones psicológicas y
funcionales en lugar de consideraciones especulativas. Enuncia reglas
pedagógicas después de realizar análisis psicológicos en torno a la vida
infantil que concuerdan con la concepción reconocida por biólogos y psicólogos.
A partir de Rousseau la doctrina educativa insistió en la exigencia de
"partir del niño" y ver en él centro y fin de la educación; nadie
antes que este pedagogo había hecho tal hincapié en el valor intrínseco de la
infancia, ni tampoco había reconocido con tal acierto las consecuencias
pedagógicas de ese hecho. La realización de los elevados propósitos de
la educación supone, ante todo, un conocimiento profundo de la naturaleza
psíquica del educando, afirmando aquí, implícitamente, que la pedagogía tiene
sus bases en leyes psicológicas.
Juan Enrique Pestalozzi
(1746-1627), cuya lectura de Emilio y de El contrato social de
Rousseau diera lugar a un cambio radical en su vida para dedicarse por entero a
la educación de los niños pobres, consideraba que la práctica educativa había
equivocado su ruta, limitándose a llenar el alma infantil con oropeles de un
saber enciclopédico; no percibe la mayor importancia que tiene el desarrollo
armónico de las facultades humanas. En el niño recién nacido están ocultas las
facultades que han de desarrollarse en la vida. En sus fértiles aventuras
pedagógicas afirmaba: "trato de psicologizar la instrucción humana
intentando ponerla de acuerdo con la naturaleza de mi espíritu y con la de mi
situación y mis circunstancias..."
La influencia de Pestalozzi se
deja sentir en los primeros años de la actividad pedagógica de Herbart
(1776-1841), filósofo y pedagogo alemán, que convierte en proyecto lo que en
sus antecesores fuera un deseo, una idea o sólo una invitación. Preconizando la
experiencia como base de la especulación, en sus obras Filosofía práctica
general, Manual de psicología y otras crea la pedagogía como ciencia
fundamentándola en la psicología y la ética. Ambos, Pestalozzi y Herbart, al
afirmar que la pedagogía debe fundamentarse en la psicología, pusieron las
bases de una pedagogía funcional, aunque la realización de este propósito se
llevó al cabo más tarde, cuando ésta se convierte en producto de una larga
evolución histórica con peculiares características que se traducen en
movimientos pedagógicos importantes.
El primero fue el movimiento
de la renovación del naturalismo, conocido como pedagogía revolucionaria,
iniciado por la escritora sueca Ellen Key (1849-1926). En su libro, El siglo
de los niños, hace notar que las reformas aisladas en la escuela moderna
pierden significación, no sirven para preparar conscientemente la gran
evolución que derrumbe la totalidad del sistema existente sin dejar piedra
sobre otra. "Como que necesitamos un diluvio en la pedagogía del que sólo
se salvarán en el área Montaigne y Spencer y la nueva literatura sobre
psicología educativa".
Una de las primeras obras que
trata el tema del niño fue Observaciones sobre el desarrollo de las
facultades psíquicas del niño, escrito por Tiedemann desde fines del siglo
xviii, cuyo valor no fue reconocido hasta que Michelau, en 1863, y más tarde
Bertrand Pérez, en 1871, hicieron su traducción al francés. En Suiza son
notables los trabajos de Eduardo Claparède.
Corre paralelo al anterior
movimiento, en las postrimerías del siglo xix, el de las escuelas nuevas,
que pronto se convierte en la vigorosa corriente de la "pedagogía de la
acción", con sus grandes teóricos John Dewey, Kerschensteiner, Decroly,
Montessori, Winnetka, etcétera. En Argentina son antecedentes importantes los
estudios de Víctor Mercante y los del Dr. Senet. Ernesto Meumann resumió los
trabajos hechos hasta 1911 en Lecciones sobre la pedagogía experimental y
más tarde siguieron los estudios de Carlos y Carlota Bühler y otros más de
consideración.
En los albores del siglo xx,
este último movimiento fue el fermento interno para la investigación pedagógica
que se abría al control positivo y a la experimentación experimental. En el
campo de la pedagogía práctica se suscitó un exagerado afán de experimentación
y de ensayos psicológicos. Hugo Mûnsterberg (1863-1919), psicólogo alemán,
aboga por una psicotécnica pedagógica. En la aplicación de la psicología a la
pedagogía, el material fluye a torrentes. El auge de la experimentación se
realiza dentro de las escuelas. Binet (1857-1911) y H. Wallon en Francia, E.
Meumann y Lay en Alemania, E. L. Thorndike y W. James en los Estados Unidos son
los primeros estudiosos, entre los más conocidos y activos en este sector de la
investigación, que dieron origen a laboratorios establecidos en los grandes
centros educativos, gabinetes psicopedagógicos cuya misión sería la elaboración
y aplicación de pruebas y estudios psicotécnicos, incluyendo la orientación
profesional y la colaboración médica en las tareas de la escuela.
La instalación de estos
laboratorios se extendió por Europa, Japón y los Estados Unidos, yendo éste a
la cabeza. Mientras tanto, en la ciudad de México, el Instituto Nacional de
Psicopedagogía contaba con un laboratorio muy bien dotado e instalado
adecuadamente. No menos importantes fueron los de Perú, Argentina y Paraguay en
las primeras décadas del siglo xx.
En la época de estos
importantes movimientos, John Dewey (1859-1952) se hace notar con su idea de la
"enseñanza por la acción". Muchas fueron sus obras escritas: Teorías
de la educación, Democracia y educación, La escuela y la sociedad, y sus
ensayos sobre El interés y el esfuerzo, El niño y el programa escolar, entre
otros. En este último menciona, "del lado del niño, el problema estriba en
ver cómo su experiencia contiene dentro de sí misma elementos —hechos y
verdades— justamente de la misma naturaleza que los que constituyen la materia de
estudio ya elaborada; y, lo que es más importante, cómo contiene en sí misma
las actitudes, los motivos y los intereses que han operado el desarrollo y la
organización de las materias hasta el plano que ocupan ahora. Del lado de las
materias de enseñanza, el problema consiste en interpretarlas como
manifestaciones de fuerza que actúan en la vida del niño, y en descubrir los
procesos que intervienen entre la experiencia presente del niño y su madurez
más rica". De esta manera, Dewey imprime a su teoría un carácter
psicogenético.
La pedagogía contemporánea
concibe al hombre a manera de una energía activa y creadora. Williams James
(1842-1910), uno de los fundadores de la corriente filosófica del pragmatismo,
en su obra pedagógica Charlas a los maestros, concibe la educación como
un proceso vivo que permite al hombre reaccionar adecuadamente ante las más
diversas circunstancias. Dichas reacciones son congénitas o adquiridas. El
problema de la educación, dice, es organizar esta variedad siempre creciente de
reacciones, cuyo designio es coadyuvar a la realización de actitudes cada vez
más eficaces en un mundo susceptible de mejorar incesantemente.
Como producto de investigación
sobre la pedagogía psicogenética surge una serie de investigaciones sobre la
consideración psicológica del hecho educativo, asentadas en obras con los
nombres de psicología pedagógica, psicología de la educación, psicotécnica
pedagógica, etcétera, siendo los autores más notables E. L.Thorndike, también
considerado uno de los iniciadores de la experimentación con animales y la
aplicación de los métodos educativos experimentales; E. Claparède (1873-1940),
pedagogo y psicólogo suizo de gran influencia sobre la moderna educación
infantil; E. Meumann (1862-1915), creador del primer sistema de pedagogía
experimental en Alemania; y A. Binet, uno de los primeros que utilizó el test
para medir funciones mentales superiores en Francia.
En Turín, Italia, el primer
volumen de psicopedagogía aparece en 1906: La psicología pedagógica, cuyo
autor, P. Romano, la coloca como base de la ciencia de la educación y la
investigación psicológica. Sin embargo, la palabra psicopedagogía nace
algunos años más tarde, adquiriendo su relieve connotativo sólo alrededor de
los treinta, sobre todo en autores de lengua francesa y, posteriormente, en los
italianos. En 1935 resulta claramente definida en el célebre ensayo de R. Buyse
acerca de la pedagogía experimental, designándola como el estudio del alumno en
sus diversas capacidades y posibilidades; es empleada frecuentemente por R.
Zazzo y H. Wallon, del que traduce la concepción operativa de la psicología.
En su primer uso, la palabra
"psicopedagogía" parece, pues, indicar un sector de la psicología
aplicada; pero cuando en 1957 se incluye en las voces del diccionario de H.
Pieron (Vocabulaire de la Psychologíe), la define como "una
pedagogía científicamente basada en la psicología del niño", proposición
que evoca el planteamiento herbartiano. La diferencia no depende ni de un
cambio de perspectiva decidido y seguro ni de una diversa orientación de las
temáticas elegidas. Durante largo tiempo el escollo de las dificultades
teóricas ha sido evitado simplemente desplazando la orientación a los
contenidos, a los métodos y a los objetivos y, a través de éstos, a la difícil
relación que la psicopedagogía establece con la psicología y la pedagogía. En
líneas generales, la palabra "psicopedagogía" encuentra fortuna en
Francia y en Italia; a ella corresponden, aunque con alguna aproximación, la
expresión alemana Pädagogische Psychologie, y la inglesa Educational
Psychology. Algunos prefieren la denominación "psicología
pedagógica" o "psicología de la educación" a la más usada de
"psicopedagogía". Es evidente que el acuerdo sobre la terminología
requiere un "reconocimiento previo de los significados sedimentados por la
experiencia y la elección de una perspectiva coherente de la que se vislumbran
los primeros anuncios" (N. Paparella).
En México
Hacia mediados del siglo xix,
América Latina tomaba conciencia del problema educativo, incursionando con
profundidad en la organización de sistemas de educación pública con bases
legislativas. Su filosofía fue el positivismo, que desde ese siglo y hasta
principios del xx permaneció como norma educativa que rechazó toda noción a
priori y todo concepto universal y absoluto, admitiendo sólo el método
experimental, siendo su creador Augusto Comte —aunque esta filosofía reconoce
antecedentes parciales de Hume, Condorcet, Kant y aspira a entroncar con Bacon,
Descartes y Leibniz. Los fundamentos de la pedagogía dentro de este sistema son
frágiles, pues una de sus carencias es su ignorancia de los certeros
conocimientos acerca del alma infantil y la manera de encauzarla en la obra de
educación, temas reconocidos desde Comenio, Rousseau, Pestalozzi y Herbart,
mencionados líneas arriba. Sin embargo, el positivismo ganó para sí a los más
destacados intelectuales latinoamericanos, siendo su principal exponente en
México el naturalista y filósofo Gabino Barreda (1818-1881). Como miembro de la
comisión que planificaba la instrucción pública, produjo en 1867 la Ley de
Instrucción Pública que fundamentó y defendió en la Cámara como diputado. Sus
críticos en México, los miembros del Ateneo de la Juventud —José Vasconcelos,
Antonio Caso, Alfonso Reyes, Diego Rivera, Alfonso Cravioto, Pedro Henríquez
Ureña, etcétera—, pugnaban por una filosofía diferente a la positivista.
El Ateneo de la Juventud, bajo
la presidencia de Vasconcelos, se convirtió en Ateneo de México (1912); los
ateneístas en sus discusiones y lucubraciones superaron el positivismo comtiano
y spenceriano al demostrar que las ciencias naturales no abarcaban la
gama de problemas humanos y abrieron la puerta a un nuevo pensamiento
humanista.
Posteriormente, como secretario
de Educación (1921) en el gobierno de Álvaro Obregón, Vasconcelos llevó a cabo
una verdadera revolución educativa basada en un cambio radical en los métodos
de enseñanza, haciendo de la escuela una agencia promotora del desarrollo
integral de la comunidad. Si la corriente positivista que se propagó en México
en el tiempo de la Reforma y prevaleció durante el porfiriato sustentaba una
posición contra el dogmatismo y la educación "teórica", por
considerar que los fines de la enseñanza deberían ser parte de la concepción
práctica del progreso, la nueva ideología de Vasconcelos estaba orientada,
justamente, hacia una posición contraria, que, lejos de servir a las
necesidades de educar hombres para lo estrictamente utilitario, buscaba, por
medio de la instrucción popular, atacar la ignorancia y los retrocesos de toda
índole que desde la colonización española se venían padeciendo. Vasconcelos
enfoca fundamentalmente su obra a examinar las bases filosóficas de la doctrina
educativa de Dewey y, de paso, arremete contra la posición naturalista de
Rousseau de dejar al niño en plena libertad durante su desarrollo.
En sus Obras completas (1958,
T. II:1506-1515), Vasconcelos, haciendo una crítica de las teorías de Dewey,
dice: "En los mismos Estados Unidos, todas las personas inteligentes se oponen
al tipo medio, que cual mala vegetación está produciendo el maquinismo. Y es en
autores yanquis donde aprendemos a comprender al individuo, acostumbrado desde
niño al uso exclusivamente pragmático de sus energías, ocupadas las manos, pero
luego, a la hora del ocio, inepto para usar la voluntad... la libertad al
servicio de la esclavitud; la iniciativa subordinada al crecimiento de una
organización que endiosa el objeto acumulado en proporciones que abruman... De
tanto mirar el objeto, se acaba por buscar en el objeto la ley de la conducta.
De allí el materialismo marxista... ‘Tratad de enseñar a un niño lo que es útil
para él como niño’, aconseja Dewey, a la vez que sostiene la tesis de la
instrucción como objeto de necesidad... adaptar al alumno al medio en que va
a vivir, se traducirá entre nosotros en el sentido de formar una población
sumisa a las conveniencias de las grandes empresas extranjeras que explotan
nuestro suelo... Se pregona la necesidad del desarrollo integral y armónico de
las distintas facultades; se adiestra al niño por el trabajo que le asegura una
serie de reflejos encaminados a emplear su cuerpo; pero se le proscriben, en
cambio, los ejercicios de recordar trozos literarios y poéticos que lo privan
de la aptitud para la técnica espiritual." Entre sus obras, De Robinsón
a Odiseo, Vasconcelos expresa su doctrina filosófica en materia educativa
en la cual declara su oposición al pragmatismo de Williams James y de Dewey.
Plutarco Elías Calles inicia su
período como presidente de México (1925-1928) con ímpetu transformador que
consistía en organizar al país y mejorar su economía. Producir, crear
industrias, organizar finanzas, educar. Progreso y revolución fueron para él
términos sinónimos, requiriendo para sus reformas un gobierno fuerte y
dinámico. Desde esta perspectiva se puede considerar que el callismo permaneció
hasta arribar a la presidencia Lázaro Cárdenas (1935).
Al igual que Vasconcelos, José
Manuel Puig Casauranc (primero como secretario de Educación, 1924-1928) pensó
en la educación como una panacea, pero básicamente distinta a la del primero;
no se trataba ya de una educación humanista de las culturas occidentales, sino
que ésta sería un instrumento de progreso y desarrollo económico que liberaría
al pueblo de sus ancestrales pobrezas y de los mitos religiosos con la llave de
la razón y de la ciencia. Durante este período callista la educación se
caracterizó por los enfrentamientos ideológicos a que dio lugar, que tuvieron
en común los programas reformistas, desde la escuela racionalista hasta la
educación socialista de Cárdenas; todo movido por su interés reformador.
En este período se dio un
importante impulso a los jardines de niños, cuantitativa y cualitativamente, en
los que influyó un distinguido grupo de educadoras que adoptaban las ideas de
Fröebel, Pestalo- zzi y Montessori, afines a la pedagogía mexicana y a la
llamada "nueva educación". También en este período se fomentó el
estudio científico de los fundamentos de la educación y el conocimiento del niño
mexicano, fundando para ello, en 1925 —primer año de gobierno de Calles—, el
Departamento de Psicopedagogía e Higiene Escolar bajo los postulados de la
pedagogía activista. Los antecedentes de este departamento se debieron a las
sugerencias resultantes de reuniones científicas y a la organización de los
servicios ya establecidos en la sep, anteriores a 1925. La realización de los
Congresos Higiénico Pedagógicos en 1882, 1889-90, constituyeron el arranque de
las ideas sobre higiene escolar, por lo que se fundó la inspección médica e
higiene en las escuelas en 1896, cuyo funcionamiento, que alcanzó un gran
desarrollo, fue motivo de alabanza en el Tercer Congreso de Higiene Escolar
reunido en Perú (1910).
En 1921 se instaló un nuevo
servicio de Higiene Escolar y el Primer Congreso Mexicano del Niño, que motivó
la extensión de los servicios al desarrollo físico, mental y pedagógico de los
niños, además de que el estudio del Dr. Rafael Santamarina, Conocimiento
actual de los niños mexicanos desde el punto de vista médico pedagógico, dio
lugar al reconocimiento de la urgencia de adquirir los medios para este fin. El
mismo Santamarina inicia, en 1924, la clasificación de alumnos de las escuelas
primarias utilizando los tests de Binet y Simón y la escala de lenguaje
de Alicia Descoeudres que adaptó al medio mexicano; asimismo, organizó el
Departamento de Psicopedagogía e Higiene Escolar, siendo su director de enero
de 1925 a junio de 1933. Hizo la adaptación para niños mexicanos de los tests
de Fay y Ebbinghaus. De la misma manera estandarizó, en 1931, los de Kohs y
Sawgren. Fue autor prolífico de obras relacionadas con varios aspectos del niño
mexicano. En ese Primer Congreso de 1921, organizado por él, insistía en la
necesidad de orientar sobre bases científicas la educación de los niños
deficientes anormales, estableciendo en 1932 la Escuela de Recuperación Mental
que llevó por nombre "José González Padilla", ilustre jalisciense,
políglota, médico que se dedicó al tratamiento de enfermedades nerviosas y a la
oftalmología. Al tratar casos de idiocia amaurótica, se interesó en el estudio
de la relación de las deficiencias visuales con las mentales, lo que le llevó a
publicar en 1918 uno de los mejores libros sobre este tema, Los niños
anormales mentales psíquicos. Sostuvo de su pecunio una escuela para
deficientes mentales en León, Gto. Además publicó, en 1910, la obra Higiene
escolar (reeditada en tres ocasiones y premiada en Sevilla, España), y en
1912, Al borde del abismo de las almas. Ambos, Santamarina y González
Padilla, tuvieron el mérito de iniciar la investigación psicopedagógica en
México y de marcar nuevas rutas señalando las deficiencias de la educación del
niño mexicano y los problemas que le afectan. Fueron pioneros a escala nacional
en el tema de la educación especial.
Este Departamento de
Psicopedagogía e Higiene en México se configuró con varias subsecciones, entre
ellas la subsección de antropología infantil, cuyo objeto era dar a conocer el
desarrollo físico, mental y pedagógico de los niños mexicanos y clasificarlos
debidamente en las escuelas. Comprendía la investigación necesaria para
establecer las bases de la orientación profesional. Además, determinaría el
tiempo lectivo, el máximo y el mínimo de los programas de estudio y la
capacidad y resistencia para las actividades que pondrían en juego las nuevas
orientaciones de la educación. La subsección de estadística en ese primer año
hizo el registro, cómputo y clasificación de 38,535 casos de agudeza visual,
2,470 medidas de peso y talla con fines comparativos entre niños del extranjero
y los mexicanos; complementándose con los servicios de la subsección de
psicognosis mediante pruebas mentales a nivel individual y grupal: pruebas de
inteligencia de Fay y de inteligencia global de Ebbinghaus; pruebas de lenguaje
con las indicaciones de Alicia Descoeudres, de las cuales se hicieron
adaptaciones; pruebas de Thurstone; la escala de inteligencia de Binet y Simón
(1911), con la adaptación mexicana realizada por Santamarina, mismo que se
encargó de la jefatura en la subsección de escuelas especiales para anormales
físicos y mentales. Esta institución había realizado notables trabajos para su
tiempo, tales como la investigación sobre las características biológicas de los
escolares proletarios (1937), el diseño de pruebas pedagógicas objetivas y
técnicas para su aplicación y elaboración (1938); sugestiones para el trabajo
escolar (1938); medición de la inteligencia; aplicación de la prueba de Kohs;
primera contribución para el estudio de la jornada máxima de trabajo escolar
(Hernández Ruiz y Tirado Benedi, 1940).
De estas pruebas aplicadas a
16,055 alumnos de 4 a 16 años, se formaron cuadros de resumen y clasificación
para la medición posterior del adelanto escolar y otros relacionados con el
conocimiento de aptitudes. También estos estudios preliminares llevaban la
intención de averiguar cómo reaccionaban los niños mexicanos con estas pruebas
para hacer las adaptaciones pertinentes y conseguir su ajuste a las escuelas de
entonces.
En 1940, el Departamento de
Psicopedagogía y Médico-Escolar de la sep fue reorganizado por el Dr. Lauro
Ortega en dos dependencias, el Instituto Nacional de Psicopedagogía,
subdividido a su vez en los servicios de psicofisiología, psicometría,
orientación profesional, higiene mental y clínica de conducta, paidotecnia y
organización de servicios de escuelas especiales, y la sección médico-escolar.
México, como hemos visto, entra
de lleno en la época en que hay un afán europeo y estadounidense de
experimentar y de medirlo todo, aunque el interés del hombre por las
diferencias individuales viene ya desde tiempos remotos de la humanidad. Uno de
los trabajos más antiguos sobre los procesos mentales es el realizado pos el
maestro inglés Everardo George Fisher en 1864, mismo que publicó como libro-escala
con ejemplos de preguntas típicas de distintos grados de dificultad sobre
diversos aspectos de la enseñanza, que no causó mayor impacto en su tiempo. Sin
embargo, éste contenía el germen de principios que posteriormente fueron
empleados. En 1894 la publicación de los trabajos de J. M. Rice fue el primer
suceso que tiene una conexión directa con el movimiento moderno de las
mediciones.
Algunos consideran que la
publicación del libro de Thorndike, Introducción a la teoría de las
mediciones mentales y sociales, inicia el movimiento moderno en este campo.
Este libro trata sobre los principios fundamentales para el diseño de las
pruebas y los métodos estadísticos que deben aplicarse en su elaboración.
La evolución de las medidas
objetivas de las diferencias individuales y su utilización en las situaciones
prácticas, tuvo su auge principalmente en el siglo xx, cuando en 1905 Binet y
Simón desarrollaban la primera prueba psicológica, la Escala Métrica de
Inteligencia, que marcó con su enorme difusión la nueva orientación. Esta
prueba tuvo revisiones en 1911, 1912 y 1937, esta última realizada por Terman.
Los psicólogos anteriores a Binet y él mismo fundamentaron científicamente los
intentos de elaboración de las pruebas colectivas de inteligencia general. Podríamos
decir que su valor diagnóstico se ha restringido, así como su valor de uso,
porque la experimentación científica ha demostrado que las manifestaciones de
la vida psíquica están condicionadas por un gran número de factores que las
pruebas de inteligencia general no toman en cuenta.
A partir de 1931, y hasta 1934,
inicia como secretario de Educación Pública Francisco Bassols en medio de una
confusión política debida a las desviaciones que había sufrido la Revolución,
además de la corrupción y demagogia en que habían caído los políticos del
régimen. En esta época de inestabilidad y de claudicaciones llega este hombre,
recto en su conducta y con gran firmeza en sus ideas. Rechazaba la posición
liberal del siglo xix, que le parecía inadecuada para afrontar las necesidades
del siglo xx, cuyas soluciones debían encontrarse en México y no en Europa,
pues su espíritu permeaba nuestras leyes hechas por el sector criollo (europeo)
de la nación. Urgía cambiar en el mundo contemporáneo la distribución de los medios
de producción —capital, tierra, trabajo— en una mejor forma y ésta era el
socialismo, que, a pesar de no haber tenido éxito en Europa, veía posible
ensayarse en México. Un socialismo despojado del materialismo histórico podría,
por simplista que pareciera, aplicarse de diferentes maneras y en diferentes
circunstancias. "Si la historia no es toda economía, el Estado sin
economía no es nada" (Bassols, 1954:25). Su oposición frente a la Iglesia
fue una constante: "el opio religioso es un instrumento para la
subyugación de las masas".
Los cambios radicales en su
administración precipitan a Bassols, teniéndose la impresión de que atropellaba
ideas, instituciones y personas, estilo que lo caracterizó a través de dos años
y medio de gestión, exacerbando así el conflicto Iglesia-Estado. "...el
hombre moderno tiene fe en su propio poder para la destrucción del mal. La otra
fe ha muerto" (Briton, 1976:27. Bassols, 1964:48). Al promover la
modificación del artículo 3º constitucional para suprimir el laicismo en la
educación primaria, la sustituiría por una educación socialista.
Cárdenas tomó posesión del
poder el 1º de diciembre de 1934, dejándole Ba- ssols una educación en mayor
caos que cuando recibió la secretaría. Ya en su campaña electoral atacaba al
laicismo por dejar a los padres en libertad para inculcar "modalidades
espirituales" que producen resultados negativos… Cárdenas se mostró
siempre intolerante ante la intromisión del clero en la educación popular al
considerar que ésta era exclusiva del Estado. A partir de entonces vino la
exaltación de la población: políticos y clero con sermones, declaraciones,
protestas, etcétera. Más aún cuando en Guadalajara, desde el balcón central del
Palacio de Gobierno, en ese mismo año, el general Calles en lo que se denominó
"El Grito de Guadalajara" declaró:
[…] Es necesario que entremos
al nuevo período de la Revolución, que yo llamo el período revolucionario
psicológico, debemos apoderarnos de la conciencia de la niñez, de las
conciencias de la juventud porque son y deben pertenecer a la Revolución… Sería
una torpeza muy grave, sería delictuoso para los hombres de la Revolución, que
no arrancáramos a la juventud de las garras de la clerecía y de los
conservadores…
Durante este período el
gobierno se propuso una filosofía de la educación de tipo socialista sin que
hubiera una definición respecto a qué socialismo se trataba de imponer. La sep,
por su lado, en diversas publicaciones manifestaba su tendencia hacia el
socialismo marxista, cuya visión del mundo era monista naturalista y en cuanto
a su visión del hombre era, lógicamente, materialista. La elaboración del
programa de estudios para las escuelas primarias estuvo a cargo del Instituto
de Orientación Socialista, dependencia de la misma Secretaría. Dicho programa
se organizó por "complejos", cuya estructura tuvo como base los
"complejos rusos" —que habían sido desechados por la urss en 1931 por
haber sido causantes del fracaso de la educación soviética—, misma que se
aplicó en México sin un estudio de fondo ni experiencia previa.
En Jalisco
Para la educación jalisciense y
la del país, los años treinta fueron una década convulsa. La Universidad de
Guadalajara, que se había reinstituido desde el 12 de octubre de 1925,
clausuraba sus puertas el 24 de julio de 1937 durante el gobierno de Everardo
Topete Arcega (1935-1939), quien sostenía los postulados de la educación
socialista de Cárdenas. El Movimiento Cristero (1926-1929) aún removía sus
rescoldos. En el ambiente socioeducativo se debatían conceptos que, por su diversidad,
creaban un caos de ideas a veces contradictorias, manteniendo una batalla
ideológica y la discusión dialéctica entre los valores del nacional socialismo
alemán, el comunismo y el fascismo en contra de la teoría liberal. Hubo
confusión en las filas magisteriales. La Escuela Normal de Jalisco fue también
escenario de esta disparidad ideológica al formarse grupos antagónicos a favor
y en contra de la tendencia socialista de la educación.
Sin embargo, en estos años
también se dieron cambios positivos y trascendentes. El gobierno del Estado
dispuso varias reformas educativas, entre ellas la instalación de un Consejo
Técnico Consultivo para asesorar al magisterio en el aspecto integral de la
"nueva escuela", mismo que formula las Leyes de Escalafón e
Inmovilidad del Magisterio y nuevos programas de enseñanza con su respectiva
tendencia socialista. Se agregaron al plan de estudios de la Normal, materias
tales como conocimiento de anormales, psicología de la adolescencia, psicología
y puericultura. En el aspecto administrativo se estableció la coordinación
técnica con la sep, estableciéndose los departamentos de Enseñanza primaria y
Normal local, de Archivo, estadística y control, de Instituciones especiales,
de Acción social, de Inspección médico-escolar y el de Experimentación
psicopedagógica.
Bajo aquel contexto, el 17 de
octubre de 1935 nació esta última dependencia como la célula primigenia de lo
que actualmente es la Dirección de Psicopedagogía de la Secretaría de Educación
Jalisco. Entre los precursores de la psicopedagogía en Jalisco podemos
mencionar a Manuel López Cotilla, citado por el Dr. Enrique García Ruiz, como
"inspirado en las más avanzadas corrientes pedagógicas de entonces",
al señalar que:
…si es cierto que el arte de la
educación supone un profundo conocimiento del corazón humano… nos hemos
inclinado a los métodos que tienen por objeto, no sólo instruir, sino
desarrollar y ejercitar constantemente todas las facultades de la inteligencia
y el corazón… poco vale la instrucción adquirida cuando ella no se dirige
esencialmente a preparar al individuo para hacerlo susceptible de aprender
mejor después… (Cuadernos psicopedagógicos, núm. 1)
Salvador Manuel Lima
(1885-1954), originario de Autlán de la Grana —hoy de Navarro—, ingresó a la Escuela
Normal de Jalapa, Ver., y se inició como periodista en oposición al gobierno de
Porfirio Díaz. Tuvo la corresponsalía de varios periódicos de México y Puebla.
Fue diputado constituyente por el 2º distrito en Veracruz. Su prestigio como
maestro y como investigador rebasó nuestras fronteras, pues el Instituto de
Investigaciones Psicológicas de Italia lo designó como miembro distinguido y
colaborador en los trabajos que en esa época se iniciaban en el conocimiento de
la personalidad del niño, y que constituyeron después el fundamento del proceso
educativo. Entre sus numerosos cargos dentro de la educación citamos los
siguientes: presidente de la Comisión Organizadora de la Escuela Normal de
Profesores, director de Educación en el estado de Jalisco, catedrático en
cursos de pedagogía y metodología en la Escuela Normal de Profesores de
Guadalajara. A escala nacional, fue oficial primero del Departamento de Bellas
Artes, el equivalente en su tiempo de director de Educación Federal en el
estado de Tamaulipas, director de Escuelas Penales y Correccionales en el d.f.,
director de la Escuela Nacional de Maestros, etcétera. En 1917, cuando era
director de la Escuela Normal de Jalisco, instituyó la cátedra de educación de
niños anormales con la colaboración del Dr. José Ma. Palafox. Sus connotadas
investigaciones dieron lugar a que fuera llamado a dirigir las Escuelas Penales
y Correccionales por su interés en esta rama del saber. Roberto Solís Quiroga y
el maestro Lima, en 1926, ya con bastante experiencia, presentaron un acucioso
proyecto para la creación del Tribunal para Menores, que fue aprobado
oficialmente y en cuya dirección quedaron los autores de la iniciativa.
Posteriormente, en 1928, siendo catedrático en la Escuela Nacional de Maestros
y por su experiencia en el ramo, logró incluir, por primera vez, la materia de
paidología. Se cuentan entre sus escritos, que fueron también numerosos, El
gobierno de los alumnos, Los niños moralmente abandonados, La función social
del Tribunal para menores, Técnica de las pruebas objetivas, El adolescente
mexicano, etcétera.
Para 1920, en el plan de
estudios de la Escuela Normal para Maestras, se incluyen en el 3er. año las
materias de psicología educativa (normal y patológica) y en el 5º, educación de
niños anormales y psicología biológica —experimentos de laboratorio— (Angélica
Peregrina, 1992:89-90).
Hablar en estos años de
psicopedagogía en Jalisco, comentaba el Dr. Enrique García Ruiz, "…era
hablar de unas cuantas nociones teóricas aprendidas de cinco o seis ilustres
catedráticos de la Escuela Normal, y de alguna que otra, más o menos atrevida,
realizada bajo los auspicios de ellos… A partir de fundada en 1892, bajo el
gobierno del General Pedro A. Galván, casi todos los egresados de esa escuela,
y quienes la dirigieron y enseñaron en ella, es decir, ya en el siglo actual
(xx), todos nuestros ilustres educadores fueron un tanto psicopedagogos".
La gubernatura de Silvano Barba
González (1926-1927) fue un período en el que las actividades de la educación
oficial y particular en Jalisco sufrieron una disminución importante por el
conflicto cristero. Sin embargo, en su primer informe de 1926 comunicaba que
"al comenzar las labores del año escolar actual, la rectoría logró
establecer el primer Gabinete de Psicología Educativa con que cuenta la
Universidad (Urzúa Orozco y Hernández Z., Jalisco. Testimonio de sus
gobernantes, 1988:589).
Se publica en Guadalajara
(1927) el test de Binet y Simón-Terman, revisado y estandarizado por el
profesor J. Bustos Michel, para los niños jaliscienses, llevando como
encabezado "El segundo laboratorio de psicología de la Escuela
Preparatoria de Jalisco y Normal para Señoritas".
Al final de la década de los
veinte, cuando la psicología alcanzaba gran importancia en nuestro medio, en
1928 Margarito Ramírez, gobernador de Jalisco (Urzúa Orozco y Hernández Z., op.
cit., T. III:606-607), informaba:
Las leyes científicas tan
laboriosamente conquistadas por la psicología y la sociología, normarán la
trascendental labor de los encargados de encauzar la educación por rutas
nuevas, para hacer de todas las instituciones educativas, desde el kindergarden
hasta la universidad, un todo armónico que realice los postulados filosóficos
de la más pura ciencia educativa. Y como para construir una ciencia de la
educación muy nuestra, es indispensable un conocimiento amplio y profundo de
nuestras psicologías individual y colectiva, así como las condiciones físicas y
sociales de cada una de las regiones del Estado… La sección psicotécnica e
investigaciones educacionales que funcionan desde el 1º de octubre del año
pasado (se refiere al gabinete establecido durante la gubernatura de Barba
González), habrá de recibir un gigantesco impulso de acuerdo con la importancia
de su obra. En el corto lapso de su vida, ha efectuado 874 pruebas de Lengua
Nacional entre los alumnos de escuelas oficiales y particulares de la capital…
Se prepara, para la investigación de campos hasta ahora inexplorados entre
nosotros, una "estandarización" de "test" vocacionales y de
orientación profesional para la promoción de alumnos, que habrá de sustituir a
nuestro caduco y tradicional sistema de exámenes…
En el año de 1932, el Dr.
Alberto Onofre Ortega había presentado a la Dirección General de Educación
Primaria y Especial un proyecto de reorganización de Higiene Escolar, referente
a la atención de enfermedades de escolares y maestros, conteniendo entre otros
rubros la inspección y el acondicionamiento de escuelas, mobiliario escolar,
higiene moral y mental del niño, estudio de anormales y débiles mentales,
enfermedades escolares, ejercicios físicos (gimnasia, juegos y deportes),
higiene del maestro, etcétera. En este proyecto se sugería la fundación de un
"departamento especial con su personal y técnica también especiales".
Este proyecto fue aprobado por el entonces director de educación Manuel
Martínez Valadez, nombrando al Dr. Alberto Onofre Ortega como director de dicha
oficina. Los trabajos se realizaron con el auxilio de tres médicos
especializados en pediatría e higiene. Los cambios de gobierno y de directores
de educación entorpecieron de alguna manera los trabajos. Sin embargo, las
investigaciones científicas, formalizadas y encauzadas, capacitaron a este
pequeño grupo de psicopedagogos para garantizar beneficios a la pedagogía jalisciense
(Archivo de la sej).
A la renuncia de Narciso
Bassols como secretario de educación, el profesor Ramón García Ruiz fue
nombrado director de Educación Federal para Jalisco el 15 de junio de 1934,
después de haber desempeñado el mismo cargo en Morelos y en el estado de
México, siendo reubicado de nuevo a la ciudad de México en agosto de 1935.
Durante este breve período, García Ruiz fungió como director de ambos
subsistemas pretendiendo unificarlos, proyecto que fue desaprobado. Fue ésta
una época en que el movimiento de gavillas armadas, rescoldo de la Cristiada,
impedía el buen desempeño del servicio docente (Ibarra I., García Carmona,
2000:86), y en que Lázaro Cárdenas presentaba su programa de educación pública
(diciembre de 1934) que Everardo Topete, gobernador del Estado, presionaba para
implantarlo.
Con la visita a Guadalajara del
secretario de Educación Pública, Gonzalo Vázquez Vela, se crea un Departamento
de Psicopedagogía e Higiene en el sistema federal, con secciones de higiene
escolar, psicopedagogía, policlínica escolar, recuperación física y mental y un
departamento de educación física, con un total de 58 empleados y todos los
aparatos necesarios, mismo que inició sus funciones con el propósito de que las
experiencias obtenidas en dependencias de la misma Secretaría se llevaran a
cabo en nuestro medio (Ibarra I., García Carmona, 2000:99)
Posteriormente, en 1938, el
profesor Salvador Gálvez, director de Educación, reconociendo la importancia
del citado Departamento de Psicopedagogía y Experimentación (nombrado a veces
oficina o sección), además de los médicos ya mencionados con su director el Dr.
Alberto Onofre Ortega y su secretario el profesor Salvador Serratos, asigna
para su integración al departamento a las profesoras Altagracia Martínez,
Carmen Rábago Moreno, Ana María Sánchez, Victoria Baeza y la mecanógrafa
Josefina Onofre Dávalos. También se le dotó de una biblioteca y aparatos
antropométricos. Entre sus actividades, que fueron bastantes considerando el
tiempo de su permanencia y escaso personal, se hicieron estudios en 5,000
alumnos, arrojando porcentajes de niños deficientes de la vista, de sordos o
duros del oído, con taras nerviosas, desnutridos y con otras enfermedades, los
cuales habían sido tildados de flojos, perezosos, retardados e inquietos;
problemas difíciles de resolver por los maestros al ser desconocidas sus
causas, pero que al darlas a conocer se fueron corrigiendo con medios médicos y
pedagógicos. Con esto, la pedagogía contaba ya con un apoyo efectivo para
evolucionar científicamente como se pretendía; desarrollándose así los primeros
pasos de la psicopedagogía en nuestro medio. A pesar de lo anterior, no se
alcanzaron cabalmente las metas programadas, por lo que se dio preferencia a la
psicometría con el propósito de conocer la población de normales y anormales
para formar grupos homogéneos o de igual capacidad y así aplicar en ellos
sistemas y programas pedagógicos especiales "debido a la diversidad de
inteligencias" (Archivo sej y entrevista grabada con el Dr. Héctor García
Álvarez).
En uno de los escritos del Dr.
Enrique García Ruiz, publicado en Cuadernos de Psicopedagogía. núm. l,
de enero de 1980, con motivo del primer aniversario de la reestructuración del
Instituto de Psicopedagogía, asienta:
[…] Pero el más fuerte impulso
inicial para la psicopedagogía, en la Escuela Normal, proviene de la época de
la Revolución, en que la escuela fue dirigida por Salvador M. Lima. Él se ocupó
de La infancia moralmente abandonada, como tituló uno de sus primeros
opúsculos; tomó parte de la educación especial para reclusos y en la creación,
en la ciudad de México, del Tribunal para Menores. En colaboración con el Dr.
Roberto Solís Quiroga, incansable animador de la psicopedagogía en el país y
los licenciados Juan A. Garrido y José Ángel Ceniceros, realizó una
importantísima obra de investigación sobre los factores de la delincuencia
juvenil en México… De allá trajimos finalmente a Jalisco ánimo y un incipiente
adiestramiento que, en la medida de nuestras fuerzas y de la todavía escasa
comprensión gubernamental, aplicamos a los más imperiosos propósitos: a
transformar la enseñanza de la psicopedagogía, desde el puro verbalismo
intelectualista, reproductor de conocimientos y experiencias europeas,
norteamericanas, argentinas y de los centros nacionales de investigación, en
una exposición de problemas y una práctica más concreta, bajo la denominación
no muy acertada de "Estadística y mediciones pedagógicas" y luego, en
un nuevo impulso de modernización, bajo el nombre de "Psicotécnica
pedagógica", en lo que pretende ser, no sólo reproducción teórica de ideas
ajenas, sino también empeño por estudiar desde ángulos más precisamente
regionales, los problemas particulares más resaltantes…
El Dr. Enrique García Ruiz fue
maestro normalista de la generación 1923-1929; poco tiempo después se hizo
cargo de la cátedra de psicología en la Escuela Normal de Jalisco. En 1943, a
la renuncia del Dr. Alberto Onofre Ortega, se hizo cargo de la dirección del
Departamento de Psicopedagogía de la Dirección General de Primaria, Especial y
Normal del Estado, puesto que desempeñó hasta su jubilación en 1992, excepto en
el período 1966-1970, en que fue sustituido por el Dr. Héctor García Álvarez.
El Dr. García Ruiz, hombre culto y de gran iniciativa, fundó el Grupo gharma,
institución que trascendió las fronteras del país por sus estudios
psiquiátricos y por lo tanto un grupo pionero de la psiquiatría en Jalisco;
ocupó puestos públicos, defendió con entusiasmo, junto con su hermano el
profesor Ramón García Ruiz, sus ideas socialistas en tiempos de Cárdenas;
recibió en la Sorbona de París las Palmas de Francia y otros galardones
merecidos en su intensa labor en el campo de la psicología y la psiquiatría;
fue parte organizadora de la Segunda Asamblea Nacional de Orientación Escolar y
Profesional en Guadalajara.
El Lic. J. Jesús González
Gallo, que había tomado posesión el 1º de marzo de 1947, da un impulso a la
educación en el Estado en todos sus niveles, tanto en su aspecto material como
en la capacitación y el mejoramiento económico del magisterio, y el 31 del
mismo mes promulga la nueva Ley Orgánica de los Servicios Educativos,
reformando la expedida en 1939 por Silvano Barba González. Esta nueva ley se
ajustaba a la reforma del artículo 3º constitucional; de hecho, el espíritu de
los últimos cambios se inclinaba a la desaparición del socialismo, dándole
ahora un sesgo humanista a la educación.
Conforme al artículo 135 de la
nueva ley, la Oficina de Psicopedagogía cambia su denominación a Instituto de
Psicopedagogía, confiriéndosele como funciones "estudiar las condiciones
físicas, mentales y pedagógicas de los alumnos, así como las condiciones
sociales y biológicas que pueden influir en su desarrollo; será el centro
creador y elaborador de todas las actividades científicas y pedagógicas que
tengan relación con la aplicación de doctrinas y técnicas educacionales que
rijan en las escuelas dependientes del Departamento Cultural; se encargará de
elaborar los planes de trabajo, programas y pruebas, y de valorización de unas
y otras, de tal modo que la planificación del trabajo escolar se funde en el
conocimiento científico de las realidades humanas y económico sociales del
medio jalisciense".
Con el artículo 137 se
incorpora oficialmente al Instituto la reglamentación y organización de
instituciones especiales que con anterioridad ya respondían a su control, la
Escuela de Anormales y Débiles Mentales, el Departamento Escolar del Hospicio
Cabañas, el Departamento Escolar del Internado Estatal de Educación Especial,
la Escuela Correccional para Varones, el Centro de Orientación Femenina, los
Centros de Servicio Social para Mujeres, los Centros de Orientación Vocacional
para Obreros, y los Dispensarios Médicos Infantiles. Además de establecer que
trabajaría en coordinación con el Consejo Técnico Consultivo para la
elaboración de programas de educación primaria, la ley redundaba en que el
Instituto se encargaría de establecer sistemas de pruebas objetivas (art. 34),
tarea de la que desde 1943 ya se ocupaba conforme a la Ley Orgánica de los
Servicios Culturales del Estado de 1939.
En el citado informe, el Lic.
González Gallo da a conocer que el Instituto de Psicopedagogía había impartido
un ciclo de conferencias a los inspectores escolares y directores de la
capital, y había elaborado y aplicado pruebas teórico prácticas relativas a los
concursos que se organizaron para designar un inspector técnico escolar y ocho
directores de escuelas urbanas. El ciclo de conferencias a que se hace alusión
se refiere a uno de los cursos que se habían iniciado desde el ciclo escolar
1943-46.
Todo parecía un prometedor
impulso institucional constante y revitalizador, sólo que no llegaron los
recursos humanos y materiales de acuerdo con las trascendentes funciones y
tareas asignadas. Sin embargo, el Instituto de Psicopedagogía sobrevivió a
partir de la toma de posesión el Dr. García Ruiz; décadas que fueron cubiertas
con una serie de actividades que, contempladas con visión crítica enmarcada en
esa época, merecen ser justamente valoradas.
Lentos fueron los avances, pero
los pasos dados con firmeza aún en forma rudimentaria si se quiere, fueron base
y proyección para los años subsecuentes. Al incrementarse el interés del
magisterio y del público, y de ahí un poco la atención oficial, por la
psicología aplicada en el ámbito educativo y en otros socialmente importantes,
se fue extendiendo el horizonte de los estudios, actividades e investigaciones
psicológicas y psicopedagógicas hasta suscitar el establecimiento de
instituciones públicas y privadas como el Departamento de Psicopedagogía de la
Universidad de Guadalajara, fundado y organizado en 1949 por el Dr. Enrique
García Ruiz, siendo su primer director. A este departamento acudió el
experimentado equipo del Instituto de Psicopedagogía a invitación del rector
Ing. Jorge Matute y Remus. Igualmente, fue en auxilio de la Oficina Técnica de
la Dirección Federal de Educación y, por primera vez, personal de
Psicopedagogía y el Grupo Psiquiátrico gharma dio servicios psicotécnicos al
Club Deportivo Guadalajara para el diagnóstico de los factores psicológicos que
influyen en los triunfos o derrotas de su equipo de futbol. Se extendieron los
servicios a colegios particulares de nivel secundaria; se diseñaron baterías de
pruebas de diagnóstico para la selección de alumnos de primer ingreso a la
Normal de Jalisco, para la Escuela Militar de Aviación y perfiles
profesiográficos para algunas facultades de la Universidad de Guadalajara,
programas de readaptación de reos de la Penitenciaría del Estado y similares en
la Granja de Recuperación, más otras actividades que sería largo enumerar.
El Dr. García Ruiz interrumpe
su función como director del Instituto, siendo sustituido por el Dr. Héctor
García Álvarez de 1966 a 1970, cinco años de un importante impulso a la
investigación del niño, del adolescente y la familia en diversos aspectos
relativos a fenómenos escolares, tales como la deserción en primarias, la
dislexia, la delincuencia infantil entre niñas, los pequeños infractores, los
"niños problema" y la educación especial. Los resultados de estos y
otros estudios se publicaron en boletines bimestrales a partir de 1966. La
orientación vocacional tuvo un incremento notable, por lo que se realizó la
publicación de la primera Guía de Carreras en 1967, año en que el
Gobierno del Estado de Jalisco otorga al Instituto de Psicopedagogía el Premio
Jalisco en el ramo de ciencias, concediéndole los lugares primero, segundo y
tercero por "...los valiosos trabajos de investigación en el campo de las
ciencias sociales y pedagógicas...".
Las riendas del Instituto de
Psicopedagogía vuelven al Dr. Enrique García Ruiz en 1970. Las experiencias
acumuladas a través de 35 años, con sus logros, carencias y fracasos, llevaron
a un desenvolvimiento tal, que comprendían ya desde 1945 las actividades
técnicas y sociales que corresponden a una institución de este tipo.
Hurgando en el archivo de lo
que fuera el Instituto, actualmente Dirección de Psicopedagogía, y de la propia
Secretaría de Educación Jalisco se puede concluir que la actitud positiva de
dirigentes y personal, su constante y trascendente labor, su ritmo sostenido de
interés en la tarea encomendada, fue fructífero en beneficio de la educación
jalisciense, a pesar de las condiciones de trabajo y de la escasez de elementos
durante los primeros años comentados brevemente en estas líneas. Concordando
con lo expresado por el mismo Dr. García Ruiz: "…Desgraciadamente no
podemos ufanarnos de la comprensión gubernamental y del auxilio que las
autoridades escolares prestan a la obra psicopedagógica… pocas veces un maestro
ha podido inspirar los actos de un gobierno o de los administradores de la
educación…"
Al final de este recorrido y al
enterarnos de los avances y las indagaciones que en este campo se realizan en
el mundo, sobre todo en Europa y Estados Unidos, podemos observar muy a pesar
nuestro que aún en algunos países de Latinoamérica la psicopedagogía oficial va
a la zaga. Parece que se teme o se mira la modernidad educativa como una meta
difícil de alcanzar a pesar de su urgencia. Las condiciones actuales en que
actúan los psicopedagogos de esta Dirección están lejos de equipararse con las
de sus inicios, pero aún lejos de lo ideal, y muy distantes de llevar sus
servicios, como siempre se ha deseado, a un porcentaje significativo de la
niñez y juventud jaliscienses.
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