De lo efímero a lo sustancial, y otras reflexiones

 

 

Por Ramon Barlam Aspachs, profesor de atención a la diversidad en el IES Quercus (St. Joan de Vilatorrada, Barcelona)  y presidente de la red  LaceNet.

                      

 

La celebración del aniversario de Quaderns Digitals es una gran noticia para la comunidad educativa. Vicent Campos, con gran profesionalidad y empeño ha sido un faro que ha alumbrado y orientado a muchos de nosotros en el incierto y a la vez apasionante ámbito de la educación y las TIC.

Es también una oportunidad, o quizás mejor una necesidad, para reflexionar sobre el futuro aprendiendo de los errores cometidos (que no son pocos, por cierto).

Con de lo efímero a lo sustancia y otras reflexionesl quisiera, básicamente, mostrar el error que supone el hecho de desviar la atención y emplear todas las energías en aquellos aspectos efímeros y superficiales, descuidando lo verdaderamente interesante. Lo verdaderamente sustancial, la esencia que debería orientar nuestro camino hacia la escuela de la sociedad del conocimiento compartido.

En este artículo intentaré, así  pues, contribuir con una modesta aportación inspirada, precisamente, en el trabajo y las enseñanzas de mi buen amigo Vicent.

 

UN CONTEXTO  CONFUSO

 

Jacques Delors, en La Educación Encierra un tesoro, traza  la verdadera hoja de ruta que en lo que a educación se refiere debería recorrer la escuela para adaptarse a la sociedad del conocimiento. Sobre estas tesis se ha hablado largo y tendido, incluso han sido recogidas por los responsables educativos de distintas administraciones en no pocas disposiciones y normativas. Pero algún desajuste habrá para que los medios de comunicación pongan a la educación en el punto de mira, siendo objeto de no pocos debates políticos, leyes y contraleyes. Debates, por cierto, a los que demasiado a menudo los medios olvidan invitar a maestros.

 

Si el materialismo histórico nos hablaba de tesis, antítesis y síntesis para intentar explicar la esencia del cambio entre dos momentos históricos, Delors nos habla de tensiones. Un concepto a mi entender más acertado.  De tensiones haberlas las hay en economía, entre modelos culturales… y por supuesto también en lo que a educación se refiere: Tensiones entre una escuela inclusiva y otra selectiva. Tensiones entre dinámicas instructivas y constructivas. Y siguiendo la cuestión que nos afecta, tensiones entre diferentes maneras de ver y entender el papel que deben jugar las TIC en lo que a educación se refiere. Entre concepciones más tecnológicas o más pedagógicas, por ejemplo.

 

En términos más generales, no son pocos los que afirman con convencimiento que nuestros alumnos son más peores que ayer pero menos que mañana. Olvidaron quién era Carlos III y, por supuesto, son incapaces de aprenderse de memoria la lista de los Reyes Godos. Como nos recuerdan las voces más críticas y las periódicas ediciones de informes como PISA, somos el hazmerreír de Europa en materia de educación. Decía el otro día Vicent Partal en Callús durante uno de los actos del décimo aniversario del equipo LaceNet[1] que de haber existido un informe PISA para la profesión periodística la cosa hubiera ido aún peor. Por ejemplo.

 

Pero por otra parte,  muchos de los que PISAmos trinchera (escuelas e institutos) y nos movemos en ambientes de formación de profesorado y movimientos de renovación pedagógica, vemos las cosa de manera distinta, o con matices significativos:  Observamos profesionales más preparados que nunca, trabajos de alumnos de un nivel extraordinario y experiencias de aula que van mucho más allá de la simplicidad y de las limitaciones de la clase magistral (único sistema utilizado o defendido antaño y hogaño por buena parte de las voces más críticas). Observamos, que de la simplicidad de la Enciclopedia Álvarez y similares hemos pasado a castigar las espaldas de nuestros niños y adolescentes con el peso de los poderosos intereses de las editoriales.

Amparados por el discurso alarmista puede observarse que discursos incendiarios como los que emplea Moreno en el Panfleto Antipedagógico[2], olvidan proponer soluciones eficaces para reflotar una Escuela que, mejor, peor o diferente, nada tiene que ver con la de la generación anterior. Entre otras cosa porque el mundo ha cambiado y las necesidades son diferentes. Leyendo a Moreno (mejor leerlo que escucharlo, ya que haría un gran favor a sus alumnos si tomara alguna clase de dicción) uno llega  a la conclusión de que el profesor decimonónico es el único especímen que se salva de la hoguera.

 

¿Qué es lo que está ocurriendo?   Sin ánimo de extenderme más, pues este no es el tema central que nos ocupa, estaremos de acuerdo en que el contexto en el que actualmente se mueve la escuela es, además de complejo, extremadamente confuso. Para bien o para mal, repito,  pero confuso.

Si bien en la década de los setenta y ochenta el objetivo de los movimientos de renovación pedagógica era superar la mediocre escuela del franquismo y recuperar el nivel de la republicana (que tan buenos pedagogos nos dio), actualmente la escuela ha perdido el rumbo (la franquista si bien pésima, tenía unos objetivos perfectamente definidos). Con motivo de la muerte de Marta Mata, no hace mucho tiempo, advertí en un post de mi blog[3] acerca del calibre de esta pérdida, el último gran referente para muchos de nosotros. Símbolo de una época y de una manera de entender la educación y la tarea de los educadores. Una época que terminó.

 

COMPRENDER LAS DINÁMICAS DEL CAMBIO

 

Una de las grandes consecuencias que se desprenden del apartado anterior es la falta de consenso para determinar cuales son los criterios cualitativos esenciales que deben regir las actuaciones educativas relativas a todos los niveles: desde las grandes decisiones políticas a las actividades de aula. Otra consecuencia de esta incertidumbre han sido los continuos cambios legislativos que en los últimos años han acompañado cada periodo político.

 

Un aspecto fundamental para ejercer la docencia en la escuela de la sociedad del conocimiento es comprender en qué momento vivimos y poder así reubicarnos ante el nuevo contexto. No podemos entrar el las aulas ignorando las particularidades de nuestros alumnos, tratándolos como nuestros profesores nos habían tratado a nosotros hace ya muchos años. Como apunta Marc Prensky[4], nuestros alumnos son nativos digitales, y la gran paradoja de nuestro sistema educativo es que nosotros, inmigrantes digitales, los estamos preparando (o intentando preparar) para un mundo que definitivamente, y como hemos visto, dejó de existir. Quizás sea ésta una de las principales causas de su falta de interés.

Nuestros alumnos carecen de comprensión lectora y apenas escriben. Pero resulta que todos acaban con el carné de conducir bajo el brazo. Y algunos hasta son capaces de descifrar las definiciones de Cartas Magic o el manual de instrucciones para poder jugar una compleja partida de Warhammer (cosa que el autor de este artículo sería incapaz de hacer… entre otras cosa porque no tiene la mínima motivación).

Probablemente la mayoría de compañeros de claustro no habrá oído a hablar nunca de Fotologs a no ser que tenga adolescentes en su casa. Quedarían sorprendidos de lo que escriben (maltratando ortografía y sintaxis, eso sí) y de las horas que pasan leyendo las intervenciones, los comentarios de los lectores asiduos, la mayoría de ellos compañeros de clase. Eso, para no mentar las fotografías que publican, algunas de ellas auténticas obras de arte. El tema de los vídeos publicados en Internet sin el conocimiento ni por supuesto el consentimiento de los profesores seria un tema aparte.

El problema está en que la escuela ha dado la espalda a este nuevo universo. Porque, ¿A algún profesor se le ha ocurrido motivarlos para que escriban mejor, o incluso para convertir en evaluable lo que publican en estos fotologs? ¿No se mandan redacciones, a veces, sobre temas aburridísimos que decidimos momentos antes de comunicar los deberes? Claro, según el panfleto de Moreno no debería haber motivación sino obligación.

 

Y es que pocos se han percatado de otra batalla perdida:  las comunicaciones a través de móvil y mensajería instantánea son sincrónicas y por lo tanto obligan a adaptar (abreviándolo con imaginación) el lenguaje escrito. Pero en los fotologs, la comunicación ha dejado de ser sincrónica … y se trasladó allí el nuevo registro de móviles y mensajería. Deberíamos hacer alguna cosa, ¿no?

 

El secreto para abordar esta situación consiste en saber recoger la esencia de nuestra tradición pedagógica, que no es poca, conservar lo que aún nos es útil, modificar lo que sea necesario y buscar nuevas metodologías para resolver nuevas situaciones i nuevos retos.  Todo ello partiendo en todo momento del conocimiento de nuestros alumnos, comprendiendo en qué son diferentes a los de nuestra generación. Este es, también, un aspecto que trata Prensky en sus obras, sugiriendo cuatro etapas en el proceso de introducción de innovaciones en lo que a TIC se refiere. Estas son:

 

·         Jugar con la idea

·         Hacer lo que siempre se había hecho, de la misma manera

·         Hacer nuevas cosas,  pero de la misma manera que se habían hecho siempre

·         Hacer nuevas cosas a la nueva manera

 

Si bien los dos primeros puntos centrarían gran parte de la tensión (como la definiría Delors), el momento clave está en el tercero. Mejor aún, en la transición del tercero al cuarto.  Quisiera detenerme un poco y dedicar unas líneas a esta cuestión.

 

MAS DE LO MISMO, PERO CON NUEVO DISFRAZ

 

Hace algunos años  estaba muy preocupado por la lentitud en la adopción de nuevas metodologías y herramientas, pero recientemente estoy igual o más preocupado por otra cuestión. Me refiero al punto que menciona Prensky: se hacen cosas nuevas, cierto. Pero más a menudo de lo que parece, con la metodología de siempre. Con el agravante de que cualquier cosa que hagamos con el uso de las TIC se asocia automáticamente a una actividad de innovación. Nada más lejos de la realidad.

 

A lo largo de estos últimos años he vivido algunas situaciones verdaderamente sorprendentes en este sentido, dignas de mención:

 

La primera de ellas tiene relación con un compañero del Departamento de Ciencias Naturales de un instituto de mi comarca, que por cierto hace poco más de 10 años se oponía a que el centro invirtiera en ordenadores y ahora defiende encarnizadamente su presencia (especialmente en su despacho). Una de sus mayores alegrías profesionales fue cuando descubrió el Power Point. Eso le ahorraba muchas horas pintando con tizas de color los detalles de las células y de las mariposas. Ahora, con el Power Point y la pizarra digital, incluso se mueven y casi echan a volar. Pues bien, este profesor es un incondicional de la clase magistral, la única metodología que usa. Paralelamente es un firme defensor de la tarima, elemento que refuerza la autoridad y su supuesta superioridad ante sus alumnos.

La segunda situación se produjo cuando, en una reunión de asociaciones catalanas que trabajamos en el ámbito de las TIC y la educación, un representante de una de ellas defendió con convencimiento la presencia de ordenadores en clase para que sus alumnos pudieran mandarle los deberes por correo electrónico y él pudiera responderlos,  una vez corregidos. Así, sin más.

En ambos casos lo preocupante es que tanto uno como otro piensan que su actuación es correcta y que el uso de las nuevas herramientas termina aquí.

Preocupante ¿No creen?.

 

Hablamos de fractura digital cuando deberíamos hablar de fractura social, que es la que verdaderamente existe. Y si hemos de hablar de fractura, en otro orden de las cosas deberíamos hablar y reflexionar sobre la docente. Que es la que existe entre el profesorado que siendo usuario del tratamiento de textos, el navegador web y alguna que otra herramienta web 2.0 no se ha planteado ni le da la gana de plantearse cómo va a utilizar dentro del aula el enorme potencial de Internet en cualquiera, por no decir todas juntas, de las dimensiones que señala Jordi Adell: como biblioteca, imprenta o canal de comunicación[5].

 

Una de las ideas más lúcidas que he oído en los últimos años sobre educación y TIC la planteó Judie Harris en la conferencia magistral organizada por iEARN-Pangea en Callús (noviembre de 2007). Harris planteaba tres áreas que interaccionan en diferente volumen y proporción, determinado diferentes realidades y que incluso explica la evolución que hemos experimentado en los últimos años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La intersección planteada por Judie Harris (2007)

 

Así pues, si en un primer momento la tecnología dominó por encima de las otras dos áreas, la tendencia actual da más protagonismo a la metodología de la aplicación de las TIC (o en lo que es lo mismo, en la didáctica o la pedagogía que tan poco gusta a Moreno y sus seguidores).

 

EL BOOM DE LA WEB 2.0

 

Desde que en septiembre de 2005 O’Reilly acuñara el concepto de Web 2.0 han ido apareciendo un sinfín de herramientas. Muchas de ellas, pese a no haber sido concebidas inicialmente para un uso educativo, se han hecho un pequeño lugar en las aulas. Pero existen problemas de percepción interesantes relacionados con el volumen de dicho espacio, y también con su dimensión cualitativa. Esto es, cabe preguntarse si la introducción de herramientas TIC, o específicamente web 2.0, está cambiando procedimientos y metodologías en las aulas. La respuesta a esta pregunta la dió el estudio PIC, encargado por la Generalitat de Catalunya a la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)[6]: las TIC no han contribuido a generar cambios sustanciales en las dinámicas escolares. Dicho estudio se publicó antes de la gestación del concepto web 2.0, pero aún con su llegada volveríamos a obtener la misma respuesta a la misma pregunta.

 

Si bien es cierto que en la red existen herramientas que facilitan cada vez más la publicación de información y contenidos, no es menos cierto que algunas aplicaciones (CLIC, por ejemplo, y muchas otras más), ya existían en la denominada web 1.0.

A mi entender, las alabanzas hacia la web 2.0 son extremadamente generosas y corren el peligro de desviar la atención del problema principal apuntado anteriormente, que es –repito- el poco uso educativo de las tecnologías de la información y de la comunicación en las aulas. La pura realidad.

 

A destacar también que en la blogosfera, uno de los estandartes destacados de la web 2.0 educativa, existe mucho blog de reflexión (con mayor o menor acierto, con mayor o menor calidad). Ello es muy interesante, así como la información actualizada y detallada sobre el funcionamiento de nuevas herramientas con más o menos utilidad el las aulas. Pero la realidad es que se echa en falta posts que detallen  conclusiones y recomendaciones obtenidas de su uso en las aulas. Hay pues poco blog con buenas prácticas docentes de las que el colectivo pueda aprender y aplicar a su tarea docente cotidiana.

 

La web 2.0, y en concreto la blogosfera nos remite a lo efímero. Un ejemplo: Cantamos las excelencias de Platial, de Panoramio, de Tanzania, de YourGmaps y más recientemente de Fmatlas. Pero no reflexionamos, o lo hacemos de manera claramente insuficiente, sobre las posibilidades reales que nos aporta la georeferenciación en el ámbito educativo. ¿Qué nos aporta que no pueda aportarnos un atlas convencional? ¿Qué competencias básicas conseguimos trabajar con su aplicación en el aula?, ¿En qué actividades se puede concretar? (trabajo sobre monumentos locales, actividad grupal en el marco del crédito de síntesis…). Esto es, lo sustancial.

 

A MODO DE CONCLUSIÓN

 

Me da la impresión que lo efímero, en lo que a educación y TIC se refiere, está injustamente mucho más redimensionado que lo sustancial. No hace mucho releía el primer libro[7] de mi buen amigo y maestro Narcís Vives, que escribió junto con sus compañeros de l’Escola Projecte en el año 1990. Además de su calidad, sorprende la vigencia de su contenido, aun dieciocho años después. Y me preguntaba si esta misma vigencia podrá aplicarse con las megafashion hiperfantásticas herramientas web 2.0 que usamos y tiramos cada vez más rápidamente ya no dentro de 18 años como el libro de Narcís, sino dentro de un par o tres.

Y es que la paradoja actual es que nos quejamos de la rapidez con la que avanzan las cosas cuando en realidad deberíamos saber distinguir entre dos ritmos distintos: el primero, rapidísimo, para lo efímero y el otro, igualmente cambiante pero de ritmo algo más lento, de lo sustancial. Como sustancial es toda la herencia de nuestra riquísima tradición pedagógica. En la síntesis de estos elementos, su sustancia, junto a la incorporación de nuevas metodologías, está la solución para enfrentarnos a los nuevos retos, complejos todos ellos, que nos depara la sociedad del conocimiento. No va a ser, por supuesto, nada de lo efímero lo que va a guiarnos por el buen camino. Lo efímero pertenece a la época en la que contenidos y metodología quedaron arrinconados por la tecnología. El culto monoteísta hacia la web 2.0 es, en este sentido, una mirada hacia atrás.

 

El problema es que nos dejamos seducir por lo efímero y nos olvidamos de lo sustancial. Es más, existen ejemplos claros de experiencias sustanciales que han resurgido al cabo de algunos años y, tuneados con un barniz web 2.0, han sido reconocidos y hasta incluso premiados. Otros, con peor suerte, como les ocurrió a los proyectos Globalearn[8] y The Global Thinking Project[9], han sido relegados injustamente a las tinieblas digitales del olvido. Son proyectos, los dos, forjados en la web 1.0 a fuego lento, que quizás cometieron el error de anticiparse excesivamente. Como se anticipó Víctor Feliu, con Edulist, en los anales de la Internet educativa. Que para mi mayúscula sorpresa, no tiene entrada en la Wikipedia[10]. Deberíamos, creo, ser más agradecidos y justos con nuestra historia educativa más reciente: Hay, y por supuesto ha habido vida más allá de la web 2.0.

 

Vicent Campos y Quaderns Digitals son el paradigma de la perseverancia y de lo sustancial. Haber sobrevivido diez años con no pocas adversidades, y sin apenas ayudas institucionales y económicas es un grandísimo mérito que pocos pueden contar.

Vicent es la esencia del docente de la sociedad del conocimiento. Por su enorme trabajo altruista y vocacional, pero también por el compromiso con el decisivo momento histórico que estamos viviendo.

 

Gràcies Vicent !  Per molts anys més ¡

 

 



[1] Conferencia ‘Periodisme i educació’, compartiendo mesa con Oriol Ferran (Concejal de Educación del Ayuntamiento de Arenys de Mar), el jueves 7 de febrero de 2008.

[2]Moreno, Antonio (2007): Panfleto antipedagógico. Ed. Lector (Barcelona).

[3] 5 cèntims, en http://5centims5.blogspot.com

[4] Prensky, Marc (2005)  Don’t Bother Me, Mum. I’m learning !. En esta obra, entre otras cuestiones interesantes, Prensky establece una relación, con ejemplos muy ilustrativos, de las cosas  en  las que los nativos digitales son diferentes a nosotros.

[5] ADELL, Jordi (2006): Internet en educación, en Comunicación y Pedagogía. [En línea. Consulta: febrero de 2008]

[6] MOMINÓ, Josep M. y otros (2004): L´escola a la societat xarxa: Internet en l´àmbit educatiu no universitari. Projecte Internet Catalunya (PIC). Ponencia presentada en el Congreso de la Cibersocietat [En línea. Consulta: febrero de 2008]

[7] VIVES, Narcís y otros (1990): Escola i noves tecnologies. XII premio de educación Joseph Pallach. CEAC, Barcelona.

[8] Globalearn [En línea. Consulta: febrero de 2008 ]. Proyecto recuperado desde The Archive.

[9] The Global Thinking Project [En línea. Consulta: febrero de 2008]

[10] http://www.december.com/cmc/mag/1996/oct/nel3.html