Comunicación
leída el 7 de junio de 2004 en la sesión privada de la Academia Nacional de
Educación.
Me ocuparé en esta oportunidad de algunos problemas que
afectan actualmente a las universidades
del mundo entero y que ponen en riesgo la misión de esas instituciones. Tengo
conciencia de los profundos cambios acaecidos en la organización de la sociedad
y los países, y de las transformaciones de la economía y la política, pero
también creo que debe mantenerse el sentido trascendente de la actividad
universitaria sin que la variabilidad de las condiciones externas menoscabe su
esencia.
Verdaderas universidades son aquellas donde hay auténtica comunidad de
diálogo, de palabra y de escucha entre los que enseñan y los que aprenden; se
trata de espacios de convergencia para las generaciones y de formación de
nuevos líderes. La universidad, ciudad del espíritu, más bien debe iluminar a
la sociedad que adaptarse a ella "respondiendo a la demanda"; la
universidad es el reino de las ideas, ámbito en el que se aprende a respetar lo
distinto, incluso a combatir los prejuicios, aunque ello significara ir en
contra de la opinión pública.(1,2,3).
Dos cuestiones, a mi entender, están afectando significativamente el
perfil y el funcionamiento de las universidades: primero, la tendencia a la
comercialización y globalización exagerada de la educación superior, que
pasaría a ser considerada un "commodity", es decir, una mercancía
más; y segundo, la tendencia a la disminución de la autonomía universitaria,
que se refleja en la imposición de evaluaciones y acreditaciones externas.
La comercialización e internacionalización exagerada
de la educación superior
Es frecuente hoy querer aplicar a las instituciones universitarias y a
sus carreras, criterios similares a los que regulan la productividad y
eficiencia de las empresas de bienes y servicios. Esta política de naturaleza
empresarial avanza, al parecer, hacia la conquista del territorio universitario
que, hasta no hace mucho, aspiraba a enaltecer valores académicos y culturales
al margen de los puramente materiales y comerciales. Sin embargo es vital para
la universidad auténtica librarse de la dictadura de las necesidades y del
utilitarismo.
El peligro de la transformación de las universidades en meras
instituciones pragmáticas, ha sido señalado en nuestro medio por el Lic. Carlos
Hoevel, quien publicó en la revista Valores
en la Sociedad Industrial, Nro. 51, julio de 2001, un extenso y documentado
trabajo con el título "Ante la llegada de la business university"
(4). Por la misma época, el actual rector de la Universidad de Buenos Aires
(UBA), Dr. Guillermo Jaim Etcheverry, sacó en la revista Encrucijada, junio de 2001, el artículo "La universidad en la
era del dinero" (5), cuyos conceptos y advertencias utilizó en su discurso
de asunción del rectorado de la UBA, el 7 de mayo de 2002 (6).
La discusión sobre este tema se agudiza cuando el Boletín del Sector
Educación de la UNESCO, Educación HOY,
Nro. 3, octubre de 2002, incluye una nota sobre la educación superior
encabezada en castellano por las palabras Se
vende enseñanza superior (7), precedida por un editorial favorable a su
comercialización, firmado por John Daniel, Director General Adjunto de
Educación de la UNESCO. El Boletín se refiere a la "comercialización
creciente" de la educación superior como a un fenómeno de
"macdonaldización", con sus características de ubicuidad, aceptación
y uniformidad. A esa circunstancia -explica- concurren varios factores, entre
ellos, la expansión de las sedes locales de algunas universidades hacia el
exterior, la difusión de la llamada "educación a distancia", la
movilidad creciente de los estudiantes en busca de equivalencias y continuidad
de programas en países distintos y, muy especialmente, la inclusión por parte
de la OMC (Organización Mundial del Comercio) de la enseñanza superior en un
listado de servicios por privatizar.
El artículo Se vende
enseñanza superior –cuyo título vendría a ser el anuncio o aviso de esas
nuevas universidades- enumera de manera sumaria algunos beneficios y riesgos.
Entre los primeros, marca el mejor aprovechamiento de los recursos tecnológicos
basados en las computadoras y las telecomunicaciones, la disminución de los
costos gracias a la masificación y la estandarización de cursos y contenidos,
agregando -en un lenguaje ajeno a la costumbre académica universitaria- que los
alumnos, dada la irrupción de los nuevos "servicios", podrán
"consumir" variados "productos" en un inmenso
"mercado" planetario. Parece predominar la consideración de las cosas
y el menoscabo de las ideas.
Por otra parte, es bien sabido que diversos países de la Unión Europea
están adoptando medidas conducentes a la reforma de la estructura y
organización de sus universidades para construir el Espacio Europeo de
Educación Superior que propicia, entre otras cosas, el reconocimiento del
diploma denominado SET, Suplemento Europeo al Título. Ante el estupor de
universitarios que no comulgan con las nuevas ideas y sostienen que la
globalización que aplana y la especialización que reduce fragmentan la
concepción del mundo y de la persona humana, se suceden reuniones orientadas a
la unificación de carreras en Europa, como ser Lisboa 1997, París 1998, Praga
2001, UNESCO junio 2003, Berlín septiembre 2003; en octubre de 2003 se realizó
también en la UNESCO el llamado Foro Global sobre Control de Calidad
Internacional, Acreditación y Reconocimiento de Calificaciones de Educación
Superior (8,9,10,11).
En relación con esta transformación del ámbito universitario, muchos
opinamos que por encima del móvil utilitario y técnico de las profesiones debe
primar el móvil social, desinteresado y altruista de la educación y la cultura.
La esencia de la educación universitaria trasciende el corto plazo de la utilidad,
en cuanto apunta hacia una formación abarcadora de todos los aspectos de la
cultura humana, inclusive costumbres y tradiciones locales. Ese trascender no
tiene cabida en las entidades regidas por uniformes reglas tecnoburocráticas
que coartan el pensamiento y la reflexión, con la excusa de una presunta
"excelencia" globalizadora.
Diversos autores oponen su voz a los nuevos vientos que amenazan con
cambiarle la cara a la Universidad, arrasándola.
Claudio Magris, renombrado ensayista italiano de la Universidad de
Turín y actualmente profesor en la Universidad de Trieste, ha descripto en el Corriere della Sera, del 16 de marzo de
2004 (12), de manera sombría y pesimista los nuevos ritmos y ritos
universitarios que se pretende instalar en toda Europa. Expresa que el
economicismo imperante, que cree poder transformar de un golpe a la universidad
en una empresa, es contraproducente. En una empresa, el aspecto económico es el
fin de la empresa –que es ganar dinero-; en una universidad, en cambio, es un
medio para otros fines. Dice que el viejo sistema adolece de numerosas fallas,
pero que los nuevos modos y modernismos sin razón suficiente están echando a
pique a la universidad. Critica también el empecinamiento actual de algunos
círculos universitarios gubernamentales en copiar irreflexivamente prácticas
norteamericanas sin considerar la diversidad de la cultura europea.
Winfried Böhm, Director del Instituto de Pedagogía de la Universidad
de Würzburg, Alemania, alumno de Romano Guardini y autor de numerosos libros sobre pedagogía, se ha pronunciado
últimamente en disconformidad con los procesos de evaluación en marcha,
llegando a decir “Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro de la
evaluación…” (13).
Bill Readings, ya en su libro "The
University in Ruins" (Harvard University Press, 1996) dice que la
debilidad de la Universidad frente al mercado no se debe sólo a la fuerza
adquirida por este último, sino a la debilidad de la cultura predominante en la
sociedad que por desgracia se infiltra en la Universidad (14).
Hace un año, Derek Bok, presidente de Harvard University en el lapso
1971-1991, publicó el libro "Universities
in the Marketplace: Commercialization of Higher Education" (Princeton
University Press, 2003), donde afirma que, a la larga, las universidades
regidas por reglas similares a las usuales en las empresas acabarán por
arruinar sus valores académicos y dañarán su reputación ante el público. Bok
advierte sobre el peligro de la subversión de las ciencias en las universidades
y deplora la promoción de cursos de calidad inferior en función de las
apetencias del mercado. Dice con énfasis que al no respetar los valores
básicos, las universidades resquebrajan los ideales que les dieron nacimiento y
razón de ser. Dichos valores son la argamasa que mantiene unido a un claustro
de educación superior, fisurado ya por una multitud de disciplinas y centros de
estudio y de investigación distintos (15,16).
La mengua de la autonomía universitaria y la imposición de
evaluaciones y acreditaciones externas
No puedo dejar de señalar que el complejo tema de la
evaluación y la acreditación -mancha de aceite potenciada a nivel global-
vulnera la idea de la "autonomía universitaria" defendida en la
Argentina en 1918 por la Reforma Universitaria. También afecta otro hito
importante de la educación superior en el país -la Ley de Enseñanza Libre de
1958- que permitió la creación de las universidades privadas y el ejercicio
plural del derecho a enseñar y aprender, establecido en la Constitución
Nacional (17,18,19,20).
Es oportuno consignar a propósito que los ministerios de educación de
algunos países suelen ser ejemplo de la injerencia desafortunada del Estado en
cuestiones cruciales, toda vez que en mayor o menor medida imponen los
contenidos y cánones curriculares, a los que deben adaptarse las instituciones
de enseñanza, incluso en la educación superior argentina desde 1996. Tal
proceder, coarta el mejoramiento educativo que, como en otras actividades, es
un proceso de prueba y error o un despliegue creciente de comprensión en un
contexto evolutivo. En ambos casos el camino debería ser abierto y no estar
limitado por pautas autoritarias. Cualquier traba al espíritu libre grava el
conjunto y bloquea la posibilidad de explorar nuevos horizontes (21).
Si bien la sociedad humana se funda en la existencia de una estructura
jurídico legal insoslayable, que es el Estado, sabemos no obstante, cuán
peligrosa puede ser la intervención estatal indebida o exagerada en la vida de
las personas y de las instituciones, y cuán ardua es la cuestión del
establecimiento justo de los límites. Viene al caso evocar el juicio de dos
próceres norteamericanos respecto del mayor o menor control sobre los
gobernados. He leído que Hamilton "temía a la anarquía y pensaba, ante
todo, en el orden"; Jefferson, en cambio, "temía a la tiranía y
pensaba, ante todo, en la libertad". Ya en nuestro tiempo, el filósofo
Karl Popper afirma que "el poder debe estar limitado para que haga el
menor daño posible". Y Sebastián Soler, maestro argentino del derecho, dice
que "un orden democrático se preocupa mucho más por limitar el poder que
por limitar la libertad". En suma, pienso que si al Estado cabe sin duda
una concepción trascendente de la educación superior en pos del progreso
nacional, el bienestar general y la elevación cultural de todos los ciudadanos,
esa actividad nunca debe ser totalitaria.
Es en el campo de la educación, donde se vuelve indispensable una
actitud constructiva; el respeto por la libertad es nada menos que condición de
posibilidad. Enseñar es confrontar, estar abierto al otro, elegir cada uno el
camino sin sujeción a ningún mandato despótico. Tiene vigencia, en este
sentido, la propuesta de Luigi Giussani en su "realismo educativo"
(22,23) cuya visión del hombre como un ser de posibilidades se funda en la
primordial libertad de ir realizándolas a través del cotejo y la elección
personal.
Creo que sería deseable favorecer la diversidad y el desarrollo libre
de alternativas en el territorio educativo. El punto de vista de corte
planificador, de apariencia racional, es a mi entender restrictivo, fuente de
estancamiento, inhibidor de nuevas vertientes y alienante respecto de la
realidad social. Un buen ejemplo puede extraerse de la reflexión siguiente
sobre un tema acuciante de la genética actual: si reducimos las diferencias
genéticas, corremos el riesgo de que la población humana en su totalidad se
convierta en un gigantesco clon, tedioso y privado de las variaciones
necesarias para responder a los cambios exteriores. Si la persecución de la perfección
se impone por la fuerza, obtendremos la receta segura para la extinción.
Ortega y Gasset cita
esta reflexión de Humboldt: "Para que lo humano se enriquezca, se
consolide y se perfeccione es necesario que exista una variedad de
situaciones". Por su parte, George Steiner en su singular libro “ERRATA,
El examen de una vida“(24),
incluye un párrafo notable sobre la importancia de la vigencia de las numerosas
y diversas lenguas del mundo, que bien podríamos trasladar a la existencia de
múltiples carreras y programas de las distintas universidades. Dice así: “El
episodio de la Torre de Babel fue todo lo contrario de una maldición. El don de
lenguas es precisamente eso: un regalo y una bendición incalculables”.
Espero que mis consideraciones sean útiles para el análisis del
delicado equilibrio que plantean los nuevos vientos universitarios y los
alcances de las evaluaciones y las acreditaciones. Quizá algunos de mis comentarios han distorsionado o
exagerado los rasgos del diagnóstico actual, pero en tal caso, sólo he
intentado mostrar más lúcidamente algunos hechos y tendencias. “Todo concepto
-observa Ortega y Gasset en el “El hombre
a la defensiva˝ (25)- es por su naturaleza una exageración y en
este sentido, una falsificación. Al pensar, a menudo dislocamos lo real, lo
extremamos y exorbitamos. Pero esta violencia nos permite inyectarle más luz y
tornarlo más comprensible”. Don Quijote, cuando veía gigantes en molinos de
viento o en odres de vino, también caricaturizaba la realidad al impulso de un
idealismo generoso, y es claro que sin esa exaltación no habría sido un
caballero andante: se habría quedado en bachiller, mozo de mulas o cortesano.
Referencias y antecedentes
2-Consonancias, IPIS-UCA, Año 3, Nº 7, Marzo 2004.
P. 11.
Sobre reflexiones de monseñor G. Pittau.
Las diferencias nacionales y regionales gradualmente van desapareciendo al
homogeneizarse los contenidos de estudio que responden así a las exigencias de
la mundialización. De este modo, se arrasan las identidades culturales. El
clima convivencial que promueve el diálogo se ha alterado y hoy
mayoritariamente se asiste a una mera coexistencia de maestros y alumnos,
distante de la perspectiva de un intercambio genuino. Con palabras de Julián
Marías, es tarea esencial de la Universidad “entender, proyectar y alumbrar el
futuro”.
4-Carlos Hoevel, Ante la llegada de la business university, Revista
Valores en la Sociedad Industrial, Nº
51, julio 2001. Una educación general de tipo humanístico constituye el corazón
de una Universidad, el símbolo de su espíritu y su orientación. Diversas
universidades están yendo rápidamente a nuevos modelos de enseñanza e
investigación integrados cada vez más a la lógica del mercado. La educación es
considerada “capital humano“ o “capital intelectual“ que es susceptible de
maximización económica como cualquier otro tipo de capital y cae, por lo tanto,
bajo las mismas leyes del resto de la economía.
5-Guillermo
Jaim Etcheverry, La universidad en
la era del dinero, Revista Encrucijada,
junio de 2001.
6-Guillermo
Jaim Etcheverry, Discurso pronunciado al asumir como Rector de la
Universidad de Buenos Aires, 7 de mayo de 2002.
7-Educación
HOY,
Nº 3, oct.-dic. 2003, Boletín del Sector
Educación de la UNESCO, Nota Se vende
enseñanza superior, Editorial de John
Daniel, Director General Adjunto de Educación de la UNESCO.
8-Comercio de servicios de
educación superior. Camino a la globalización cultural. Departamento de Planeamiento, UCA, Joaquín R. Ledesma y equipo, octubre 2003. La educación superior
está siendo arrastrada hacia el mundo del mercado. Los diseños educativos no
son neutros y afectan la cultura de los pueblos.
9-Liberalización de servicios educativos en el marco del
Acuerdo General de Comercio de Servicios (AGCS-GARS) de la Organización Mundial
de Comercio (OMC), Informe interno del Min. de Educ., Cienc. y Técn.
preparado por Gabriela Siufi,
noviembre 2003. Las universidades saben que el debate académico y la investigación
científica no conocen fronteras. Sin embargo, debido a la propuesta de la OMC,
están frente a un desafío de otra naturaleza. Lo que está en cuestión no es la
formación de redes de investigación, la movilidad docente y estudiantil a otras
formas de intercambio científico y cultural que enriquecen el aprendizaje y la
cultura de los países. Lo que está en discusión es el destino mismo del
conocimiento como patrimonio social y
de la educación como bien público. Subyacente
a la iniciativa de la OMC, está en juego, por lo tanto, la concepción de
Universidad.
10-Telma
Luzzani,
diario CLARIN. Domingo, 2 de
noviembre de 2003. El debate
internacional que viene. La Argentina, frente al plan mundial para
globalizar la enseñanza superior. La desregulación de la alta enseñanza es una
prioridad de los países desarrollados.
11-Raquel
San Martín, Revista de Occidente, marzo
2004, Nº 274, La calidad universitaria, una garantía que
elimina fronteras. Como ha sido su tradición durante siglos, el desafío de
las universidades es hoy no sólo sobrevivir a los cambios, sino atreverse a
motorizarlos.
12-Claudio Magris,
ensayista italiano de la Universidad de Turín y actualmente profesor de
literatura germánica en la Universidad de Trieste, autor de Danubio (1986),
Microcosmi (Premio Strega 1998), senador del Parlamento Italiano (1994-1996) y
miembro de diversas academias europeas. Nota Tra quote, crediti e inutili reuniioni l´ università muore di
azoendalismo, en la Sección Cultura del Corriere
della Sera, 16 de marzo de 2004, Roma.
13-Winfried Böhm,
Director del Instituto de Pedagogía de la Universidad de Würzburg, Alemania,
alumno de importantes pensadores europeos y autor de numerosos libros sobre
temas de pedagogía. Conferencia de Winfried Böhm el 29 de marzo de 2004 en el
Seminario Internacional de Políticas de Evaluación y Acreditación
Universitaria, Un reto a la calidad,
Universidad Católica de Córdoba, Comentarios sobre el seminario por Margarita Schweizer, Revista Noticias, Nº 230, 4 de mayo de 2004, www.uccor.edu.ar.
14-Bill Readings, The University in Ruins, Harvard University Press, Cambridge,
Mass., 1996. La globalización está convirtiendo a la
Universidad en una empresa como cualquier otra en el mundo del capitalismo
transnacional. Readings hace referencia a una tremenda crisis espiritual en el
corazón de la universidad contemporánea: “porque nadie se pregunta lo que
significa“, “nadie sabe lo que es“. Critica la pretensión de introducir en las
instituciones de educación "estadísticas e índices de satisfacción del
consumidor".
15-Derek Bok, The Purely
Pragmatic University, The cost of commercializing the academy, Harvard Magazine, mayo-junio 2003,
Vol. 105, Nº 5. Es probable que las universidades descubran
que los intentos de ganar dinero en el mundo del comercio y querer gozar de las
recompensas del mercado, puedan terminar en un pacto con el diablo al
comprometer sus valores académicos y arriesgar sus principios esenciales. En su
afán por ganar dinero, las universidades pueden prestarse a realizar trabajos de
investigación con resultados inclinados a las conveniencias de las empresas,
que para obtener ese favor, pueden apoyarlas con pagos exagerados. Estas
empresas pueden también llegar a disfrazar la verdad de los resultados con
publicaciones en los que aparezcan los nombres de los profesores intervinientes
de la universidad, creando un manto de seriedad para sus productos sumamente
engañoso para el público.
16-Derek
Bok, Universities in the Marketplace:
Commercialization of Higher Education, Princeton University Press, 2003. Puntualiza el hecho afortunado de que algunas universidades, al par de
cuidar bien de aquellos profesores afanados en tareas de investigación y
docencia, mantengan a la vez altos niveles de enseñanza y el adecuado rigor en
la selección de sus planteles. Esas universidades, en fin, apoyan el fervor de
catedráticos convencidos de lo que hacen y cuya vocación se revela en la
intensidad de sus actividades académicas. Al defender los valores académicos
con tenacidad y coraje, aun a riesgo de no obtener recursos suficientes, una
universidad se gana la admiración de sus alumnos y el respeto de los egresados,
y además fortalece la lealtad de los profesores y su prestigio ante la
sociedad. Concluye Derek Bok diciendo que una universidad puramente pragmática
puede obtener cierta ventaja temporaria, pero que no será una institución
próspera y exitosa en el largo plazo.
17-El Boletín del CIN (Consejo Interuniversitario Nacional), Año II, Nº
9-3, 2003, publica declaraciones del rector de la Universidad Nacional de
Córdoba, Ing. Jorge González, y del
rector de la Universidad Nacional del Litoral, Ing. Mario Barletta, asistentes a la Conferencia Internacional
Superior de la UNESCO, realizada en París del 23 al 25 de junio de 2003.
Consignan, alarmados, que la idea de la educación como “mera mercadería
transable” desplazó en la oportunidad a la de "bien social" acordada
en reuniones anteriores.
18-Ing. Roberto Echarte, presidente del CAI (Centro Argentino de Ingenieros), en su columna
editorial de la revista La Ingeniería,
Nº 1085, sept.-oct. 2003, manifiesta la inquietud del CAI y de la UAADI (Unión
Argentina de Asociaciones de Ingenieros) ante la posibilidad "de que la
enseñanza superior pase a ser considerada y tratada como una mercancía más,
tirando por la borda la tradición universitaria argentina".
19-Horacio
C. Reggini, La educación superior, en la encrucijada, diario La Nación,
28 de noviembre de 2003, Buenos Aires. Reproducido en Quaderns Digitals, Edicion Nº 31, España, www.quadernsdigitals.net; la Revista de UMAI,
Unión Mexicana de Asociaciones de Ingenieros, México, la Revista
Construir, Red Castle Group, Edición Nº 13, Costa Rica; Revista del Consejo Profesional de Ingenieros
Industriales, Nº 70, 2004, Buenos Aires.
20-T. S.
Eliot,
Notes towards the Definition of Culture,
Harcourt, Brace and Company, New York, 1949. Ps.61 y
62. "Los organizadores del mundo, serios y humanos, podrían ser, sin
embargo -si creyéramos que sus métodos habrían de tener éxito- una amenaza tan
grave para la cultura como aquellos que emplean métodos más violentos. Una
cultura mundial que fuera simplemente una cultura uniforme no sería cultura.
Tendríamos una humanidad deshumanizada. Sería una pesadilla". Esto no
significa -prosigue Eliot- abandonar el ideal de una cultura del mundo. Pero
"sólo podemos concebirlo como el término lógico de las relaciones entre
las culturas".
21-Alberto Benegas Lynch y Carlota Jakish, El fin de las libertades, Fundación
Friedrich A. Von Hayek – Ed. Lumière, Buenos Aires, 2003.
22-Horacio C. Reggini, El desafío de un realismo educativo,
diario La Nación, 2004, Buenos Aires.
23-Luigi, Giussani, Educar es un riesgo, Edic. Encuentro, Madrid, 1991. El
riesgo educativo, Edic. Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2004.
24-George Steiner, Errata. El
examen de una vida, Siruela, Barcelona. En p.118, sobre la prodigalidad y la
importancia de la diversidad de las lenguas: “La riqueza de la experiencia, la
creatividad del pensamiento y del sentimiento, la penetrante y delicada
singularidad de la concepción hecha posible por la condición políglota son el
principal medio de adaptación y la principal ventaja del espíritu humano. Todo
diccionario, toda gramática, incluso las no escritas, encarnan el medio del
descubrimiento evolutivo en el terreno del pensamiento, del derecho, de las
narraciones que configuran el tiempo. Una lengua arroja sobre los ricos mares
de la totalidad su propia red particular. Con esta red extrae para sí tesoros,
abismos de comprensión, formas de vida que, de otro modo, no podrían hacerse
realidad. (Hay cierta afinidad de privación, aunque en grado tristemente
diferente, entre el monóglota y el mudo.) Sean cuales fueren sus desventajas
con respecto a la facilidad de comunicación, a la “Internet˝ del provecho
práctico, la prodigalidad de las lenguas después de Babel es un “trascendente
darwiniano˝. Es motivo de júbilo. Yo lo sentí, con intensidad casi
corporal, ya cuando era niño”.
25-José
Ortega y Gasset, El hombre a la
defensiva, en Obras Completas, Madrid, 1943, I, p. 665.
Ing. Horacio C. Reggini. Miembro de número de la Academia Nacional de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de la Academia Nacional de Educación y
de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación. Miembro
correspondiente de la Academia de Ingeniería de la Provincia de Buenos Aires.
Decano de la Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas e Ingeniería de la
Pontificia Universidad Católica Argentina.